La invasión a Grecia en 1941 constituyó la última conquista de Alemania a un país de Europa durante la Segunda Guerra Mundial. Aunque en realidad Adolf Hitler nunca había tenido ningún interés en ocupar el territorio griego, la inesperada agresión de Italia en 1940 que derivó en una catástrofe para el Ejército Italiano y en el estancamiento de la Guerra Greco-Italiana sobre Albania, obligó a los germanos a intervenir en cuanto los helenos comenzaron a recibir ayuda del Reino Unido, abriendo de este modo el temido «Avispero de los Balcanes».
Operación Marita
La invasión de Italia a Grecia en el otoño de 1940 trastocó todos los planes del Tercer Reich porque la fugaz debacle del Ejército Italiano en el Epiro y la contraofensiva del Ejército Griego que arrebató a los italianos grandes porciones del sur de su protectorado en el Reino de Albania, hicieron tambalearse todo el teatro de operaciones en el Mar Mediterráneo, precisamente en un instante en que Alemania necesitaba la neutralidad de los Balcanes y en general de todo el sudeste de Europa de cara a poner en marcha la «Operación Barbarroja» contra la Unión Soviética. De hecho y como Adolf Hitler no deseaba enemistarse con el Reino Heleno debido a que poseía un régimen fascista liderado por el Primer Ministro Ioannis Metaxas (de ahí la absurdidad de Benito Mussolini de agredir a un posible socio), intentó por todo los medios negociar con el Gobierno de Atenas una salida pacífica y satisfactoria a la crisis desatada a raíz de la Guerra Greco-Italiana.
Inesperadamente a principios de 1941, la muerte por enfermedad del Primer Ministro Ioannis Metaxas provocó la remodelación del anterior gabinete y también que el Rey Georgios II nombrase Primer Ministro a Alexandros Korizis, antiguo director del Banco de Atenas que mantenía muy buenas relaciones con el Reino Unido. A raíz de este hecho y después autorizar tanto el desembarco de tropas de la Commonwealth para luchar contra los italianos como la ampliación de bases para la Fuerza Aérea Real Británica (Royal Air Forceo RAF), las alarmas saltaron en el Gobierno de Berlín, pues pese a que los helenos habían prometido a los germanos que los ingleses solo pelearían dentro del contexto de la Guerra Greco-Italiano sin violar la neutralidad alemana, nada confirmaba que los británicos fueran a cumplir con su palabra, pues jamás lo habían hecho desde el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Ante este dilema y al ver que desde los aeródromos de Salónica y Tracia los bombarderos enemigos tenían en su radio de acción a los yacimientos petrolíferos de Ploiesti en Rumanía, precisamente de donde se alimentaba la maquinaria del Ejército Alemán, Adolf Hitler no tuvo más remedio que intervenir contra su voluntad en Grecia.
Bajo el nombre de Directiva Nº20 u «Operación Marita», la invasión a Grecia le fue encomendada al XII Ejército Alemán que desde Polonia fue trasladado a Bulgaria para establecer su Estado Mayor en Chamkoria. Al mando del mariscal Wilhelm Von List, el XVIII Cuerpo de Montaña del general austríaco Franz Böhme envolvería por el sur las fortificaciones fronterizas de la «Línea Metaxas» con la 2ª División Panzer entrando en Yugoslavia (que sería agredida al mismo tiempo que Grecia) para torcer hacia la demarcación helena y entrar por el Monte Belasica, a la vez que la 5ª División de Montaña atacaría a no mucha distancia el Paso de Rupel por el Río Struma, la 6ª División de Montaña haría lo propio por el Monte Belasica y la 72ª División de Infantería por Serres para reunirse todas juntas en el puerto de Salónica. Simultáneamente el XXX Cuerpo del general Eugen Ott con las 50ª y 164ª Divisiones de Infantería rodearían por el este la «Línea Metaxas» irrumpiendo en Tracia Oriental en dirección al Mar Egeo; mientras que el XL Cuerpo Motorizado del general Georg Stumme partiría del oeste de Bulgaria con la 9ª División Panzer, la 73ª División de Infantería y el Regimiento SS Motorizado «Leibstandarte Adolf Hitler», internándose primero en territorio yugoslavo y luego en suelo griego hasta la ciudad de Florina con la intención de embolsar por la espalda a los helenos que combatían a los italianos en Albania. Incluso la 5ª División Panzer adscrita al I Grupo Panzer del general Ewald Von Kleist que tenía la misión de invadir Yugoslavia pasaría posteriormente a formar parte del XL Cuerpo debido a la rápida capitulación del Gobierno de Belgrado, exactamente igual que otras formaciones independientes venidas de la reserva como el 2º Regimiento Paracaidista o el 18º Regimiento de Artillería Antiaérea. Respecto al apoyo desde el aire, la Fuerza Aérea Alemana (Luftwaffe) prestaría al VIII Cuerpo Aéreo del general Wolfram Freiherr Von Richthofen que repartió a sus escuadrones en las bases búlgaras de Sofía, Dupnitsa, Vrazhdebna, Krumovo, Boshuritsche y Varna, más al X Cuerpo Aéreo del general Hans Geisler en las bases italianas de Tarento, Grottaglie, Catania y Comiso, estas dos últimas en Sicilia, con un total de 560 aparatos sumando a 180 cazas entre 138 monomotores Messerschmitt Bf 109 y 42 bimotores Messerschmitt Bf 110, 178 bombarderos entre 123 Junkers Ju 88, 38 Heinkel He 111 y 17 Dornier Do 17, 140 bombarderos en picado Stuka, 20 biplanos Henschel Hs 123, 30 transportes Junkers Ju 52 y 12 hidroaviones del tipo Dornier Do 18, Heinkel He 59 y Arado Ar 196.
Bulgaria fue clave para la agresión del Eje a Grecia, pues el Ejército Alemán necesitaba atravesar su suelo para invadir el país desde el norte y rebasar la «Línea Metaxas» protegida por el Ejército Griego. Afortunadamente el Zar Boris III y el Primer Ministro Bogdan Filov, autorizaron al Tercer Reich cruzar por su territorio e incluso entraron a formar parte del Pacto Tripartito. De hecho en cuanto los Gobiernos de Berlín y Sofía reforzaron la alianza, se aprobó la participación del I Ejército Búlgaro en la «Operación Marita» con las 1ª, 7ª, 9ª, 11ª y 17ª Divisiones de Infantería al mando del general Nikola Hadzhi-Petrov, a cambio de permitir los alemanes que los búlgaros fuesen premiados a costa de las griegos con la provincia de Tracia Occidental entre el Río Struma y el Río Maritsa, así como algunas de las islas en el Mar Egeo, que en 1919 habían perdido en el Tratado de Neully tras la derrota en la Primera Guerra Mundial.
La Italia Fascista también contribuiría a la invasión contendiendo en Albania a la mitad del Ejército Griego que se extendía en una línea de frente desde las costas del Mar Adriático hasta el Lago Orhid. El Comando Superior Militar de Albania (Comando Superiore Truppe Albania o CTS) al mando del general Ugo Cavallero desplegó de este a oeste las siguientes fuerzas: en la derecha al XXVI Cuerpo del general Gabriele Masci con la 3ª División Alpina «Julia» y las 2ª, 7ª, 19ª, 22ª, 24ª, 29ª, 38ª, 47ª, 48ª, 49ª, 58ª y 59ª, Divisiones de Infantería «Sforzesca», «Lupi di Toscana», «Venezzia», «Cacciatori delle Alpi», «Pinerolo», «Piemonte», «Puglie», «Bari», «Taro», «Parma», «Legnano», y «Cagliari»; en el centro al Cuerpo Chamuria del general Carlo Rossi con la 131ª División Blindada «Centauro», las 2ª y 5ª Divisiones Alpinas «Tridentina» y «Pusteria», y las 11ª, 23ª, 33ª, 37ª, 51ª y 53ª Divisiones «Brennero», «Ferrara», «Acqui» «Módena», «Siena» y «Arezzo», más la Milicia Fascista Albanesa, los Batallones Voluntarios de Infantería Albaneses y la Guardia Real Ítalo-Albanesa «Finanza»; y en la izquierda a la Agrupación del Litoral del general Carlo Rivolta con el 3º Regimiento de Granaderos de Cerdeña y los 6º y 7º Regimientos de Lanceros «Aosta» y «Milano».
A nivel logístico invadir Grecia era todo un reto para el XII Ejército Alemán porque se tuvo que ir trasladando a todas sus divisiones primero en tren desde Polonia a Austria, antes de partir sobre otra línea férrea en dirección a Hungría y Rumanía. Una vez en suelo rumano, los germanos debían cruzar el Río Danubio mediante la construcción de varios puentes levantados con pontones para la ocasión o superando el cauce en los tramos congelados que permitían el paso vehículos de menos de 2 toneladas. Sorteado este obstáculo, aún quedaba atravesar Bulgaria a lo largo de 600 kilómetros de cinco carreteras secundarias y en muy mal estado con curvas de herradura sobre zonas montañosas, a cuya mejora tuvieron que contribuir los zapadores alemanes y búlgaros, así como varios miles de obreros movilizados por el Gobierno de Sofía, hasta que finalmente después de diez semanas de duro trabajo sobre un clima de nieve y barro, las áreas de concentración de las fuerzas del Eje quedaron habilitadas justo al norte de la frontera con Grecia.
El Eje reunió a 370.000 soldados italianos, 343.000 alemanes, 15.500 búlgaros y 10.000 albaneses, más un material de 400 tanques y 900 aviones (500 alemanes y 400 italianos).
Plan de los Aliados
La alianza entre el Reino Unido y el Reino de Grecia fue complicada desde el princpio porque ninguno de los dos países se pusieron de acuerdo en cómo hacer frente a las potencias del Eje. Mientras que los griegos eran partidarios de resistir en la frontera con Bulgaria aprovechando el terreno montañoso y las fortificaciones que databan desde la década de 1930, los ingleses preferían abandonar la demarcación para acortar el frente y resistir en la mucho más favorable geografía del Monte Olimpo. Lamentablemente los helenos no estaban por la labor de aquel repliegue táctico, pues confiaban en poder mantener sus posiciones arrebatadas a los italianos en Albania y no renunciar al terreno ganado en la Guerra Greco-Italiana, en parte alentados por un supuesto ingreso en la coalición de Yugoslavia. A este problema de malos entendidos, había que añadir que las fuerzas de la Commonwealth, la mayoría procedentes de las reservas en Egipto tras la derrota del Ejército Italiano en Libia durante la «Operación Compass», se encontraban a medio desplegar sobre el país, la mitad todavía desembarcando en los puertos de El Pireo y Volos (ni siquiera se habilitó el puerto de Salónica que quedó reservado a la Marina Griega) justo en las vísperas de la invasión del Tercer Reich. Ante estos precedentes, no fue extraño que los propios mandos del Imperio Británico comenzasen a inspeccionar posibles playas para proceder a la evacuación, antes incluso se comenzar la batalla.
El Ejército Real Griego (Ellinikós Stratós) al mando del general Alexander Papagos y supervisado por el Estado Mayor (Genikó Epiteleío Stratoú) con sede en el Hotel Bretagne de Atenas, se preparó para una defensa a ultranza de Grecia por detrás de la «Línea Metaxas» que en el norte cubría los 160 kilómetros de la frontera con Bulgaria. Básicamente se trataba de un extenso perímetro fortificado en el que se invirtieron 1.376 millones de dracmas con los que se construyeron 21 fuertes de hormigón, fortines anexos más pequeños, trincheras, pozos de tirador, emplazamientos de artillería y galerías subterráneas con hospitales, cocinas, túneles, generadores eléctricos y almacenes de comida para 15 días. La posición más septentrional entre el Río Struma y el Río Nestos estuvo bajo la responsabilidad del Distrito Militar de Macedonia Oriental (TSAM) del general Konstantinos Bakopoulus que cubría 205 kilómetros con las 7ª, 8ª y 14ª Divisiones de Infantería, más la Brigada de Infantería «Nestos». Respecto a la posición más meridional que bajo la denominación de «Línea Aliakmón» se extendía sobre un triángulo de 96 kilómetros entre el Monte Kajmalcâlan de 2.582 metros, la Sierra de Vermión y el Monte Olimpo de 2.919 metros estuvo custodiado por el Distrito Militar de Macedonia Central (TSKM) del general Ioannis Kotoulas con las 12ª, 18ª y 20ª Divisiones de Infantería, el Regimiento de Infantería «Dodecaneso» con voluntarios helenos del archipiélago (entonces territorio italiano) y la 19ª División Mecanizada que incluía a 10 tanques Cruiser, 100 tanquetas Bren-Carrier y 185 vehículos blindados Austin 8. A estas formaciones hubo que añadir en Albania a la División de Caballería y a las 2ª, 3ª, 4ª, 5ª, 6ª, 9ª, 10ª, 11ª, 13ª, 15ª y 17ª Divisiones de Infantería que atrincheradas en una línea a medio terminar que había costado 82 millones de dracmas todavía combatían contra Italia dentro del contexto de la Guerra Greco-Italiana.
La Fuerza W enviada por Gran Bretaña al mando del general Henry Maitland Wilson fijó su Estado Mayor en el Hotel Acropole de Atenas reuniendo a un contingente seleccionado por el Primer Ministro Winston Churchill que incluyó a una amalgama de tropas procedentes de Australia, Nueva Zelanda y en menos medida del Reino Unido, acompañadas de 272 piezas de artillería, 192 cañones antiaéreos y 710 vehículos. El despliegue se efectuó de la siguiente manera: en torno a 23 kilómetros junto al Monte Olimpo la 2ª División de Infantería Neozelandesa del general Bernard Freyberg, en Kozani la 6ª División de Infantería Australiana del general Iven Mackay, y entre el Río Axios y el Valle de Florina a la 1ª Brigada Blindada Británica del general Harold Charrington, además de mantenerse en reserva táctica algunas unidades menores como el Regimiento de Infantería Chipriota, el Destacamento «Amyndaiton», los 7º y 64º Regimientos Reales de Artillería, los 2º, 20º, 106º, 122º y 145º Regimientos de Artillería Antiaérea, la 292ª Compañía Real de Ingenieros y batallones de zapadores árabes y judíos de Palestina, la mayoría protegiendo la base avanzada de Larissa y los depósitos de suministros en Lavadion, Servia, Kocani, Veria, Edesa y Amindeón. También en el caso de la aviación la Fuerza Aérea Británica en Grecia (British Air Force in Greece o AOC) que lideraba por el general John D’Albiac y que ya combatía en la Guerra Greco-Italiana, prestó a 99 aparatos entre 19 cazas Hurricane, 16 biplanos Gladiator y 64 bombarderos Blenheim distribuidos en los Aeródromos de Elusina y Tatoi.
Mantener a la Fuerza W en Grecia no fue una tarea fácil porque estar situada su base logística en Egipto y tener que ser constantemente avituallada con municiones y recambios desde el puerto de Alejandría hasta El Pireo, su línea de tránsito quedó a merced de la aviación italiana con aeródromos en la Isla de Rodas y también de los submarinos latinos que zarpaban de la Isla de Leros. Así fue como la navegación por aquellas aguas tan próximas a las Islas del Dodecaneso, los aviones y sumergibles italianos hundieron a un total de 25 embarcaciones de transporte y barcos de carga británicos, perdiéndose en los trayectos de ida y vuelta numerosos hombres, considerable material bélico y hasta 115.026 toneladas de suministros.
Los Aliados reunieron a 492.612 soldados entre 430.000 griegos, 58.000 australianos o neozelandeses y 4.612 británicos, más un material de 162 tanques (142 británicos y 20 griegos) y 200 aviones anglo-griegos.
Ofensiva contra la «Línea Metaxas»
A las 5:00 horas de la madrugada del 6 de Abril de 1941, el Príncipe Viktor Zu Erbach-Schönberg en calidad de embajador del Tercer Reich en Atenas, despertó al Primer Ministro Alexandros Korizis para informarle de que su país procediese inmediatamente a la expulsión de las tropas británicas en suelo griego, a la retirada de todas las fuerzas militares destacadas en Albania y a la cesión de una serie de bases a la Fuerza Aérea Alemana en las Islas Jónicas y las costas del Mar Egeo. Como el mandatario heleno se negó de manera rotunda siguiendo los dictados del Rey Georgios II, a las 5:15 horas el Ejército Alemán cruzó la frontera desde Bulgaria con Tracia sobre la «Línea Metaxas» propiciando la declaración de guerra de Alemania a Grecia (y al mismo tiempo a Yugoslavia).
No mucho antes del amanecer, a las 5:30 horas, un grupo de soldados alemanes del XVIII Cuerpo de Montaña comenzaron a atravesar el Río Struma a bordo de una serie de botes a tan solo 200 metros del Fuerte Siderokastro que se encontraba custodiado por una pequeña guarnición helena de la 14ª División de Infantería. En cuanto los germanos estuvieron a una distancia mínima de los muros, las ametralladoras les divisaron pese al humo de los bombardeos en picado de los Stukas y dispararon varias ráfagas con las que hundieron a todas las embarcaciones y eliminaron a casi todos sus componentes, salvo unos pocos supervivientes que nadaron a la orilla contraria del Rio Struma.
A la izquierda del Fuerte Siderokastro, las tropas alemanas de la 72ª División de Infantería se dirigieron al área de Karadag y asaltaron el Fuerte Maliaga defendido por 350 soldados griegos y 42 ametralladoras al mando del capitán Eusthatios Theodoropoulos. Contra todo lo esperado los dos primeros ataques fueron repelidos por los tiradores helenos, mientras que el tercero se desarrolló todavía con un resultado peor porque después de lograr superar la alambrada y escalar el techo de hormigón, los germanos fueron despedazados por una inesperada barrera de artillería de 10 minutos, antes de que los supervivientes fuesen expulsados cuesta abajo mediante una carga a la bayoneta de los defensores. A este impensable revés contra el Fuerte Maliaga, encima se sumaron otros dos nuevos fiascos contra el Fuerte Lissa y el Fuerte Pyramidoides en el sector de Falakro.
En el flanco derecho del XVIII Cuerpo de Montaña, las cosas fueron mejor para la 6ª División de Montaña que brevemente avanzó dentro del territorio de Yugoslavia y luego torció a la frontera con Grecia, tomó de manera sorpresiva las localidades de Platanakia y Kalochori. Incluso al atardecer el contingente central del XVIII Cuerpo de Montaña que había fracasado a la hora de cruzar el Río Struma, desvió en otra dirección a una serie de unidades que aseguraron con facilidad el Fuerte Roupel y el Fuerte Karatas, además de ocupar a las 16:00 horas el pueblo de Klidi. De nada sirvió un contraataque de la 19ª División Mecanizada del Ejército Griego porque la aviación germana bombardeó a una de sus columnas principales a la que provocó 130 bajas entre 30 muertos y 100 heridos, sin obviar con que las bombas dejaron inoperativas a todas las tanquetas L3/35 de origen italiano que habían capturado a éstos en Albania.
Sorprendentemente y contra todo lo esperado, el Ejército Griego emprendió una ofensiva contra el Ejército Italiano destacado en Albania que coincidió con la invasión del Tercer Reich a la «Línea Metaxas» aquel día 6 de Abril. La primera arremetida tuvo lugar contra el Valle de Devoll por parte de la 14ª División de Infantería, pero los griegos fueron fácilmente rechazados por los defensores piamonteses de la 29ª División de Infantería «Piemonte». La segunda carga la protagonizó la 13ª División de Infantería bajo el apoyo de un soporte artillero de media hora que en esta ocasión tuvo éxito porque los helenos desalojaron a los escasos soldados de la 19ª División de Infantería «Venezia» y se les arrebató el control de la Cota 1.116, en cuya cima rindieron a 565 defensores (entre ellos 15 oficiales), siendo éste el último territorio de los griegos ganado a los italianos en la Segunda Guerra Mundial.
A las 25:35 horas de la tarde del 6 de Abril, un escuadrón del VIII Cuerpo Aéreo que incluía 31 bombarderos entre 20 Junkers Ju 88 y 11 Heinkel He 111, soltaron a 1.000 metros de altitud numerosas bombas y minas magnéticas sobre el puerto de El Pireo. Aunque solo dos mercantes británicos, en concreto el SS Clan Fraser de 7.529 toneladas y el SS City of Roubaix de 7.108 toneladas, resultaron dañados con incendios a bordo de su estructura, al cabo de unas horas, a las 3:15 de la madrugada del día 7, el fuego alcanzó las cargas de ambos barcos compuesta por 600 kilogramos dinamita, municiones y todo tipo de explosivos, por lo que con efecto inmediato las naves saltaron por los aires en una gigantesca explosión que envolvió a todo El Pireo, cuya detonación se escuchó a 250 kilómetros de distancia y rompió los cristales de las viviendas de Atenas. El saldo posterior fue devastador porque siete de los doce muelles del puerto fueron totalmente destruidos y un total de 89 barcos hundidos, entre estos los dos cargueros SS Clan Fraser y SS City of Roubaix, tres remolcadores, 60 gabarras y 25 caiques con 41.489 toneladas de suministros en sus bodegas.
El 7 de Abril de 1941 se desarrolló con dificultad para el XII Ejército Alemán porque un contraataque del Ejército Griego expulsó a los 200 soldados germanos del pueblo de Klidi que tuvieron que retirarse para refugiarse en la Colina de Goliama a la espera de recibir comida, municiones y medicamentos que les lanzaron desde el aire trimotores Junkers Ju 52. También en el Fuerte Maliaga las bajas de los alemanes se multiplicaron tras un cuarto ataque fallido, lo mismo que en el cercano Fuerte Perithori debido a que el único avance significativo en el sector fue la toma de la Colina Ousogia. Incluso elementos de la 6ª División de Montaña fueron puestos en fuga por las tanquetas griegas de la 19ª División Mecanizada en la orilla más oriental del Lago Dorian. Sin embargo a media mañana, la situación empezó a mejorar para los invasores porque a las 11:30 la 5ª División de Montaña que progresaba sobre la comarca de Thylakas conquistó el Fuerte Kelkayia volando dos de sus puertas y rociando sus galerías interiores con gases y lanzallamas, a las 16:00 el Fuerte Istibei y al anochecer el Fuerte Arpalouki, por donde pudieron cruzar de una vez por todas el Río Struma. Algo parecido sucedió en Tracia porque la 50ª División de Infantería desbordó las defensas enemigas y capturó a la guarnición del Fuerte Nymphaea, haciendo que los escasos soldados griegos supervivientes optasen por entrar en la neutral Turquía para ser desarmados e internados por el Ejército Turco.
Fuera del teatro de la «Operación Marita», en el Frente Greco-Albanés», la 9ª División de Infantería del Ejército Griego intentó continuar penetrando en Albania con la esperanza de que Yugoslavia lanzara una ofensiva desde el norte con la que embolsar al Ejército Italiano. Así fue como las tropas helenas atacaron frontalmente los alrededores del sector de Kollak que protegían los soldados italianos de la 48ª División de Infantería «Taro», a los cuales aplastaron en un principio porque les pasaron por encima y les hicieron 250 prisioneros, aunque en seguida los latinos efectuaron un poderoso contraataque mediante el que desalojaron a los griegos de Kollak tras causarles numerosos muertos y heridos. Consumido aquel fracaso de la 9ª División de Infantería, el Ejército Griego ya no probó lanzar nuevas ofensivas en Albania al saber que no recibiría ayuda del Ejército Yugoslavo nada más tener noticias de su desmoronamiento militar en la vecina Kosovo.
Solamente el hundimiento del frente al sur de Yugoslavia tras la debacle total y absoluta del Ejército Real Yugoslavo en la frontera con Grecia, decidió el curso de la batalla cuando a las 6:00 horas del amanecer del 8 de Abril la 2ª División Panzer entró de manera inesperada en territorio heleno y rodeó la «Línea Metaxas» bordeando el Lago Dorian. A raíz de aquella maniobra mediante la cual las columnas germanas embolsaron a una gran parte del Ejército Griego, todo el dispositivo se vino abajo porque los helenos huyeron en desbandada, lo que permitió a los alemanes lanzarse a la persecución, como por ejemplo el XVIII Cuerpo de Montaña que finalmente se apoderó del Fuerte Siderokastro, la 5ª División de Montaña que se apropió del Fuerte Popotlivitsa, la 6ª División de Montaña que retomó Klidi y entró en la ciudad de Kilkis, la 72ª División de Infantería que se hizo con el Fuerte Maliaga y la 164ª División de Infantería que ocupó la localidad de Xanthi y el Fuerte Ehinos.
Como consecuencia del desbordamiento en la «Línea Metaxas», el Estado Mayor de Atenas al frente del general Alexandros Papagos autorizó a sus mandos negociar la rendición de Salónica ante la inminente entrada en el puerto del XII Ejército Alemán, por lo menos una vez sus socios, en concreto un grupo de zapadores canadienses, hubiesen incendiado los depósitos de gasolina para evitar que cayeran en manos del enemigo. Así fue como el general Alexandros Rangavis se entrevistó con el mariscal Wilhem Von List y tras acordar que se permitiría a los griegos conservar el honor y sus armas, incluyendo las espadas a los oficiales, los helenos se rindieron y las tropas germanas entraron triunfales en Salónica. Hasta la fecha la batalla de dos días por la «Línea Metaxas» costó a los alemanes unas bajas de 2.859 bajas entre 555 muertos, 2.134 heridos y 170 desaparecidos; mientras que a los griegos 1.000 muertos y varios miles de prisioneros.
Batalla del Monte Olimpo
Tras la caída de Salónica, el XII Ejército Alemán puso las miras en la siguiente línea defensiva situada en el triángulo que pasaba por el Monte Olimpo, la Sierra de Vermión y el Monte Kajmalcâlan. El Regimiento SS Motorizado «Leibstandarte Adolf Hitler» que el 9 de Abril de 1941 acababa de entrar en Grecia desde Yugoslavia por el Paso de Monastir, ocupó la ciudad de Florina y se adentró en territorio heleno; seguido por el XL Cuerpo Motorizado que se desvió hacia el oeste y alcanzó la demarcación con Albania, siendo entonces detenidos los germanos en el Paso de Pisodori por los jinetes griegos de la División de Caballería. Solamente una ofensiva local de los soldados latinos del XXVI Cuerpo Italiano facilitó las cosas a los alemanes, pues tras atrapar a un grupo de helenos en dos fuegos, éstos se retiraron y las fuerzas del Eje avanzaron hasta enlazar las tropas italianas con las vanguardias germanas en el Lago Ohrid.
El Paso de Klidi fue el objetivo del Regimiento SS Motorizado «Leibstandarte» el 10 de Abril, por aquel entonces protegido en los 18 kilómetros adyacentes de la Sierra de Vermión con elementos menores de la 1ª Brigada Blindada Británica, la 6ª División de Infantería Australiana, la 2ª División de Infantería Neozelandesa y el Regimiento de Infantería «Dodecaneso». A las 10:30 horas las tropas de las SS chocaron con los australianos, teniendo los alemanes que retirarse tras sufrir algunas bajas a manos de los cañones anticarro que les dispararon a 1.700 metros de distancia y les destruyeron cinco camiones que ardieron sobre el terreno. Sin embargo las cosas cambiaron al día siguiente, el 11, cuando se presentaron en la zona los tanques de la 9ª División Panzer que en esta ocasión arrollaron a los australianos y abrieron una brecha en los Montes Vermión. A partir de ese instante el dispositivo de la Commonwealth se vino abajo porque en primer lugar los Aliados dejaron atrás el Paso de Bitola abandonando a 60 de sus piezas de artillería y posteriormente en la jornada del 12 los germanos ocuparon la localidad de Kelli, tomaron la población de Xino Nero y cruzaron el Paso de Klidi haciendo 450 prisioneros a costa de encajar 135 bajas entre 37 muertos y 98 heridos.
Al día siguiente, el 13 de Abril, la 9ª División Panzer y el Regimiento SS Motorizado «Leibstandarte» superaron el perímetro pantanoso de 9 kilómetros entre el Lago Vegoritida y la localidad de Sotir, siendo ambos objetivos asegurados, antes de arremeter contra el Desfiladero de Komanos que poseía un pasillo de 2 kilómetros de longitud rodeado por colinas de entre 300 y 500 metros de altitud. Como atravesar este obstáculo era muy complicado, los blindados lo rodearon por el flanco derecho con 30 tanques mientras a las 14:00 horas los bombarderos en picado Stukas mantenían con sus bombas agachadas las cabezas de los defensores, momento en que los germanos aparecieron de improviso por la retaguardia en Mavropigi. Aunque la 1ª Brigada Blindada Británica reaccionó rápido volando con sus propios carros a cuatro tanques enemigos, entre estos dos Panzer IV, un Panzer I y un Panzer II; los ingleses perdieron tres tanques Cruiser y dos vehículos artillados, por lo que no tuvieron más remedio que replegarse cediendo el control a sus oponentes tanto de Mavropigi como del Desfiladero de Komanos y la ciudad de Ptolemaida.
La jornada del 14 de Abril un grupo de tanques Stug al mando del comandante Kurt Meyer que estaban adscritos al Regimiento SS Motorizado «Leibstandarte» cruzaron el Paso de Klisoura aplastando a los escasos soldados helenos equipados con ametralladoras y a continuación desalojaron a la 20ª División de Infantería. Algo más al oeste, la 9ª División Panzer redujo a la policía local en la ciudad de Kozani y con presteza se dirigió hacia la frontera con Albania esperando dejar cortado al Ejército Griego en dos aprovechando que el Ejército Italiano había comenzado a presionar en el Frente Greco-Albanés. A las veinticuatro horas, el día 15, el Regimiento SS Motorizado «Leibstandarte» que contó con el apoyo de bombarderos en picado Stuka coronó la Cota 800, puso en fuga a los jinetes de la División de Caballería, ocupó las ciudades de Kastoria y Agios Orestiko, y atravesó el Paso de Pisoderi. Gracias a este progreso el 16 de Abril las fuerzas del Ejército Griego emprendieron la retirada de Albania en dirección al Macizo del Pindo mientras eran perseguidas por miles de tropas italianas y albanesas, al mismo tiempo en que los tanques alemanes se aproximaban desde el sur tomando Gravena y el Paso de Siatitsa. Sin embargo y pese a todos estos éxitos, en cuanto los germanos intentaron meterse en el Paso de Servia, un batallón de la 2ª División de Infantería Neozelandesa los emboscó nada más subir la pendiente en un fuego cruzado que dejó como resultado una masacre porque las tropas alemanas se retiraron sufriendo 290 bajas entre muertos, heridos y prisioneros a costa de solo 8 bajas neozelandesas entre 2 fallecidos y 6 heridos.
Como consecuencia de la aproximación de las fuerzas del Ejército Alemán al Macizo del Pindo, el pánico cundió entre las tropas del Ejército Griego que descendían por el sur de Albania, sobretodo cuando los vehículos del Regimiento Motorizado SS «Leibstandarte» ampliaron sus conquistas en la frontera más meridional tomando las ciudades de Kakavia y Mertzani. A raíz de estas últimas noticias miles de soldados griegos huyeron en desbandada mientras mantenían continuos tiroteos contra las tropas italianas que no dejaban de perseguirlos, las cuales después de sufrir numerosas bajas a manos de los helenos, recuperaron las ciudades albanesas de Korçë, Ersekë y Leskovik. Más difícil lo tuvieron los italianos en la Cota 731 porque los soldados de la 17ª División de Infantería resistieron en la cima rechazando dos asaltos con elevadas pérdidas en ambos bandos hasta que después de feroces combates la montaña cayó en poder de los latinos. Lamentablemente de nada sirvió la valentía de los griegos porque tras mantener los últimos choques contra las columnas italianas de vanguardia en el Río Venetikos y el Río Aoos, al final se retiraron de Albania que de nuevo fue reanexionada por la Italia Fascista.
Simultáneamente en el sector del Monte Olimpo, el XVIII Cuerpo de Montaña también encontró dificultades después de que los cazadores «gebirgsjäger» cruzasen a bordo de botes neumáticos del Río Aliakmón y se apoderasen de las localidades de Niselli, Veria y Litochoro. Una vez las fuerzas germanas se presentaron ante las faldas del Monte Olimpo, intentaron pasar por debajo a través de un túnel, aunque en seguida tuvieron que desistir porque soldados griegos atrincherados en el interior les repelieron. Fue entonces cuando el 16 de Abril probaron rodear la montaña dividiendo a la 2ª División Panzer en dos alas, una de las cuales compuesta por granaderos solo consiguió superar una línea de minas y alambradas para ser luego puesta en fuga sobre la ladera por los defensores de la 2ª División de Infantería Neozelandesa. La segunda columna que avanzó paralela a la costa del Mar Egeo recibió fuego anticarro de los neozelandeses a 1.200 metros del Castillo de Panteleimonas que destruyeron a cinco tanques Panzer II, pero que no les impidió apoderarse de la fortificación y alcanzar las orillas del Río Pinios, cuyas aguas no pudieron sortear debido a que las fuerzas de la Commonweath hundieron al único ferry, por lo que no tuvieron más remedio que esperar al día siguiente, el 17, para pasar el cauce y acceder al Valle de Tempe. Los cazadores de la 6ª División de Montaña también se sumaron a la ofensiva contra el Monte Olipo junto algunos comandos de los llamados «Brandenburgueses», logrando únicamente ganar 200 metros en las primeras veinticuatro horas, hasta que unidades ciclistas efectuaron un rodeo de 2 kilómetros y el 18 se apropiaron del Monte Ossa, donde tras un breve combate en que los germanos perdieron dos tanques con tres carristas muertos a cambio de ser pulverizado un cañón anticarro neozelandés, abrieron brecha para tomar a las 15:00 horas el pueblo de Tempe y a las 15:30 el de Evaggelismos.
En la tarde del 18 de Abril el frente sostenido por la 2ª División de Infantería Neozelandesa y elementos menores del Ejército Griego se hundió para acto seguido la 2ª División Panzer y la 6ª División de Montaña hacerse con el famoso Monte Olimpo. Inmediatamente los germanos emprendieron la persecución, siendo brevemente detenidos por un grupo de neozelandeses que a costa de perder un cañón anticarro destruyeron dos tanques enemigos, algo que sirvió de muy poco porque al final las fuerzas de la Commonwealth se retiraron en dirección a Larissa, no sin antes ser un emboscadas por una patrulla de cazadores de montaña que se les adelantó, los cuales les causaron un verdadero desastre porque tras volar el camión y la tanqueta Bren-Carrier en vanguardia de la columna, capturaron a un convoy de municiones intacto y encima destruyeron tres batallones, entre estos dos australianos y uno neozelandés.
Cruce del Paso de las Termópilas y el Canal de Corinto
La velocidad con que avanzó el XII Ejército Alemán en Grecia permitó a los tanques de las 2ª y 9ª Divisiones Panzer arrollar a las tropas de las 6ª División de Infantería Australiana a la que pusieron en fuga después de que los bombarderos en picado Stukas dejasen ardiendo con sus bombas sobre la carretera en la que se encontraban a decenas de tanquetas Bren-Carrier. Hecho el trabajo, el 19 de Abril los carros germanos entraron triunfales en la ciudad de Larissa, al tiempo en que los demás contingentes acorazados de la 5ª División Panzer efectuaron una impresionante carrera de nada menos que 60 kilómetros en tan solo veinticuatro horas que terminó con la retirada caótica de una brigada australiana y la ocupación de Lamia y el puerto de Volos la jornada del 20. Solamente los disparos recibidos por los alemanes en cuanto se presentaron en el Paso de los Termópilas el día 21 paralizó su espectacular cabalgada frente las costas del Golfo Maliaco.
El Paso de las Termópilas era una pequeña franja que abría el territorio continental de Grecia con el Ática y la capital de Atenas, donde precisamente en el año 480 a.C. había tenido lugar la famosa Batalla de las Termópilas en la que cientos de miles de soldados del Imperio Persa del Rey Jerjes I fueron frenados por 300 guerreros de Esparta al mando del Rey Leónidas. Como el lugar no había cambiado nada desde entonces y seguía siendo el punto más estratégico de todo el país debido a que se encontraba flanqueado por los precipicios del Monte Kallidromo y las aguas del Golfo Maliaco, las fuerzas de la Commonwalth optaron por atrincherarse para plantar cara a sus perseguidores del XXII Ejército Alemán. Según el despliegue de los defensores, la colocación fue la siguiente: en el Paso de las Termópilas se establecieron elementos de la 2ª División de Infantería Neozelandesa y los indígenas del Batallón de Infantería Maorí para hacer frente a la 5ª División Panzer; mientras que en el Paso de Brallos que bordeaba por el oeste el Monte Kallidromo (exactamente el camino secreto por donde el traidor griego Efialtes de Tesalia guió a los persas para rodear y aniquilar a los espartanos) fue estacionado un batallón australiano para chocar con la 6ª División de Montaña.
A las 7:30 horas del 24 de Abril de 1941 bombarderos en picado Stukas de la Fuerza Aérea Alemana soltaron sus bombas sobre las posiciones de la Commonwealth en el Paso de las Termópilas y el Paso de Brallo, poco antes de que las tropas alemanas cruzasen el Río Sperkhios. En primer lugar los cazadores de la 6ª División de Montaña atacaron el Paso de Brallos para ser rechazados y muchos de sus camiones pulverizados tanto por los australianos que defendían el estrecho pasillo como por los morteros de los neozelandeses emplazados en el Monte Kallidromo. Tampoco la 5ª División Panzer tuvo suerte porque después de cargar frontalmente hacia el Paso de las Termópilas con 19 tanques Panzer III y Panzer IV que al principio destruyeron dos posiciones de artillería y ametralladoras enemigas, en seguida los blindados fueron emboscados por cañones y todo tipo de armas explosivas que destruyeron a 12 de los carros y mataron a 100 de los invasores. Una vez fracasados ambos asaltos a costa de sufrir también los neozelandeses y australianos grandes pérdidas, a las 17:30 horas oleadas de Stukas arrasaron con sus artefactos las posiciones del Paso de las Termópilas y también del Paso de Brallos, forzando a los australianos en este sector a retirarse hacia la Acrópolis. Gracias a este fuego devastador al anochecer los cazadores de montaña y un grupo de tanques volvieron a cargar contra el Paso de las Termópilas, librándose un combate cuerpo a cuerpo con los neozelandeses que finalmente acabó con la huida de estos últimos y en la conquista alemana tanto del estratégico lugar como del vecino pueblo de Molos.
Mientras se desarrollaba la Batalla de las Termópilas, la crisis se desató en el Gobierno de Atenas porque el Primer Ministro a Alexandros Korizis, desbordado por los acontecimientos y después de haber negociado con los alemanes, quienes le exigieron firmar una paz en las mismas condiciones con los italianos, optó por encerrarse en el baño de su casa y suicidarse de un tiro en la cabeza escribiendo la siguiente nota: «En nombre de Dios, salva al Ejército Griego de los italianos». Como sustituto fue puesto al frente de la nación el Primer Ministro Emmanouil Tsouderos, quién junto al Rey Georgios II y toda la familia real, huyeron a la Isla de Creta. Respecto al jefe del Estado Mayor, el general Alexandros Papagos autorizó a sus mandos proceder a la capitulación de las fuerzas helenas que todavía combatían contra las tropas italianas entre la frontera con Albania y el Río Kalamás. El general Alfred Jodl gestionó aquel día 24 las difíciles negociaciones entre italianos y griegos hasta que éstos últimos se rindieron a los alemanes en el Macizo del Pindo y un número algo menor a los latinos entre las ciudades de Ioannina y Igoumenitsa sobre la Cordillera del Epiro, en donde se fijó una demarcación que las tropas italianas no podían traspasar ni ejercer su autoridad para enfado de Benito Mussolini (quién creyó sentirse diplomáticamente desplazado por el Gobierno de Berlín).
La Fuerza Aérea Alemana y la Fuerza Aérea Italiana no dejaron de acosar el Ática y el Peloponeso a medida que las fuerzas del Eje se aproximaban a Atenas, la cual fue bombardeada por 152 aviones germanos entre los que había bombarderos Junkers Ju 88, bombarderos en picado Stukas y bimotores Messerschmitt Bf 110 que destruyeron numerosas viviendas y mataron a varios civiles atenienses. También los germanos protagonizaron algunos raids muy mortíferos contra las bases de la Fuerza Aérea Real Británica porque en el Aeródromo de Niamata dejaron ardiendo en la pista a 16 bombarderos Blenheim y en el Aeródromo de Argos pulverizaron a 14 cazas Hurricane. No obstante el mayor éxito fue el ataque de los Stukas al Golfo de Salamina porque hundieron a los dos únicos acorazados helenos, el Kilkis y el Lemnos, ambos la joya de la Marina Griega.
Al producirse la caída del Paso de las Termópilas y la rendición del Ejército Griego en la Cordillera del Epiro, ya prácticamente no quedaban más que pequeños obstáculos entre el XII Ejército Alemán y Atenas. Por ejemplo el 25 de Abril la 2ª Divisón Panzer que parecía imparable entró en la ciudad de Calcis, al mismo tiempo en que un grupo de tropas a bordo de lanchas neumáticas desembarcaba y se apoderaba de la enorme Isla de Eubea en el Mar Egeo. El único accidente geográfico peligroso antes de la capital y la Península del Peloponeso era el Canal de Corinto que Adolf Hitler en persona decidió solucionar con el visto bueno del mariscal del aire Hermann Goering mediante una invasión aerotransportada bautizada con el nombre de «Operación Hannibal».
A las 7:00 horas de la mañana del 26 de Abril un total de 130 aviones entre los que había 30 bombarderos en picado Stukas y 100 cazas Messerschmitt Bf 109 y Messerschmitt Bf 110 bombardearon a modo de distracción el Canal de Corinto mientras transportes trimotores Junkers Ju 52 y planeadores DFS-230 soltaban a las fuerzas del 2º Regimiento Paracaidista a los dos lados del puente que conectaba el Ática con el Peloponeso. Aunque los alemanes redujeron a la guarnición británica y desactivaron las cargas a costa de sufrir 285 bajas, un cañón inglés alcanzó con un proyectil la dinamita y destruyó el puente de 40 metros de altura que se vino abajo. Afortunadamente tres solitarios Junkers Ju 52 que volaban a 100 metros de altitud soltaron otros paracaidistas en un segundo puente a no mucha distancia del objetivo principal y lo tomaron, abriendo de este modo el camino hacia el extremo sur de Grecia.
Evacuación y caída de Atenas
Como la caída de Grecia en manos del Eje era inminente, el Primer Ministro Winston Churchill ordenó desde Inglaterra la evacuación del país empleando los siete puertos menores de Rafina, Porto Rafti, Magara, Agii Theodori, Nauplia, Plitra, Githio y Kalamata, ya que a causa de los bombardeos de El Pireo estaba inoperativo. Así fue como bajo el nombre de «Operación Demon» un total de 32 buques de guerra entre los que había 4 cruceros, 20 destructores, 3 corbetas, 5 transportes, así como algún puñado de lanchas motoras civiles y pesqueros griegos, empezaron a sacar a las tropas anglo-helenas con la finalidad de llevarlas a la Isla de Creta.
Entre el 26 y el 27 de Abril los barcos de la Marina Real Británica pudieron evacuar a 12.400 soldados neozelandeses de Magara, Rafina y Porto Rafti, antes de que estos enclaves fuesen ocupados por el XII Ejército Alemán, cuyas vanguardias procedentes de Beocia recientemente habían conquistado la ciudad de Tebas. También el general Henry Maitland Wilson que lideraba a la Fuerza W se marchó a bordo de un hidroavión, lo mismo que 4.527 tropas de servicios o intendencia de Kalamata y 6.685 hombres de Nauplia y Tolo, además de ser sacados por vía aérea los 940 miembros del personal de la Fuerza Aérea Británica en Grecia (British Air Force in Greece o AOC), incluyendo al general John D’Albiac. A pesar de todo, en algunos momentos de la huida se produjeron incidentes trágicos como el protagonizado por escuadrones de bombarderos en picado Stukas y bombarderos de vuelo horizontal Dornier Do 17 que con sus bombas y torpedos hundieron a los dos destructores ingleses HMS Diamond y HMS Wryneck, al transatlántico holandés Slamat, a otros tres transportes menores y a unos pocos pesqueros griegos en los que murieron ahogados 1.000 tripulantes y se perdieron 300.000 toneladas de material, registrándose únicamente 50 supervivientes entre los náufragos.
A las 8:10 horas de la mañana del 27 de Abril de 1941, un grupo de motoristas alemanes de la 6ª División de Montaña entraron sin necesidad de pegar un sólo tiro en Atenas tras ser declarada «ciudad abierta». Después de conducir a través de la barriada de la capital y alcanzar los suburbios los tanques de la 5ª División Panzer, a las 8:45 horas los soldados en motos subieron la montaña que se elevaba en medio del casco urbano y en la parte superior de las ruinas griegas de la Acrópolis izaron la bandera con la cruz gamada del Tercer Reich, una imagen que fue fotografiada y convertida en simbólica por la propaganda de las potencias del Eje.
Después de caer la capital de Atenas en manos del XII Ejército Alemán, el 28 de Mayo las fuerzas germanas atravesaron el Canal de Corinto para internarse en la Península del Peloponeso y alcanzar sus vanguardias los límites con la vieja Esparta y conquistar al sureste el puerto de Monemvasia, además de los muelles de Nauplia y Tolo antes de que escaparan «in extremis» un contingente de 4.320 soldados neozelandeses. Menos suerte tuvieron los alemanes en Kalamata porque después de acceder un contingente a los diques fueron arrinconados por 332 soldados británicos y chipriotas que les causaron 101 bajas entre 41 muertos y 60 heridos, un castigo suficiente para ganar tiempo y ser evacuados por el destructor HMS Hero que iba escoltado por el crucero australiano HMAS Perth. De igual forma otros 820 hombres fueron sacados de la Isla de Kithira y 700 de la Isla de Milos, sin obviar a los últimos 235 rezagados de Kalamata que inmediatamente fue ocupado por los alemanes el 29, lo mismo que Argos y Pyrgos por el Regimiento SS Motorizado «Leibstandarte».
Repentinamente el 30 de Abril de 1941, Bulgaria que había permanecido a la espera de como se desarrollase la «Operación Marita» declaró de manera oficial la guerra a Grecia. Acto seguido las tropas del I Ejército Búlgaro cruzaron la frontera sobre las zonas de Tracia que todavía no habían sido invadidas por los alemanes, reduciendo los soldados búlgaros con relativa facilidad a las maltrechas guarniciones del Ejército Griego. A pesar de una simbólica resistencia por parte de los helenos, las cinco divisiones búlgaras las aplastaron con facilidad atravesando el cauce del Río Struma y conquistando en una primera fase escalonada las ciudades Alexandropolis en la demarcación con Turquía, más los enclaves de Svilingrad y Maritsa, así como en una segunda fase las poblaciones más próximas al Mar Egeo como las de Xanthi, Kavala y Drama.
Los días del 30 Abril al 1 de Mayo de 1941, el XII Ejército Alemán se apropió de toda la Península del Peloponeso. Hasta entonces fueron apresados unos 12.000 prisioneros de las fuerzas de la Commonwealth al sur de Grecia, pero por lo menos la «Operación Demon» había sido un éxito porque un total de 50.732 soldados británicos, neozelandeses y australianos de la Fuerza W, así como 3.000 militares griegos y algunos cientos de combatientes del Ejército Real Yugoslavo que habían huido desde la frontera de Macedonia con el resto de las divisiones anglo-helenas, fueron evacuados primero a la Isla de Creta y luego a los puertos de Egipto.
A principios de Mayo de 1941 comenzó la invasión del XII Ejército Alemán a los archipiélagos del Mar Egeo, desembarcando y ocupando las Islas de Lemnos, Lesbos, Quíos, Esciros, Andros, Tinos, Naxos y Milos sin incidentes, salvo por la entrada en un campo de minas acuáticas plantadas por el minador inglés HMS Abdiel entre el Canal de Corinto y Patras que hundieron a dos transportes germanos en los que perdieron la vida 184 hombres entre 5 oficiales, 38 suboficiales y 141 combatientes. La única resistencia encontrada por los alemanes fue en la Isla de Moudros, donde tras poner el pie tropas germanas en una playa sobre la Bahía de Bournia, arrinconaron a los soldados griegos en el Cabo Agia Irini hasta que se rindieron y les entregaron el control del dominio insular el 24 de Mayo. Al mismo tiempo buques de la Marina Real Italiana procedentes de las Islas del Dodecaneso transportaron a infantes navales que desembarcaron y conquistaron en el Mar Egeo la Isla de Samos, Paxos y las Islas Cícladas, así como todos los archipiélagos del Mar Jónico próximos a Albania entre los que estaban la Islas de Corfú, Cefalonia, Leucas, Zante e Ítaca. Ni siquiera la Marina Real Búlgara se quedó atrás porque numerosos soldados búlgaros a bordo de embarcaciones fueron depositados en tierra para apoderarse con éxito de las Islas de Tasos y Samotracia.
Conclusión
A inicios de Junio de 1941 se completó la conquista total del Eje a Grecia, incluyendo la Isla de Creta que fue ocupada mediante un asalto aerotransportado conocido como la «Operación Merkur». Hasta la fecha la campaña había sido un éxito absoluto porque a un coste mínimo de bajas alemanas, italianas y búlgaras se había procedido a la total destrucción del Ejército Griego, a la derrota de las fuerzas de la Commonwealth y a la expansión de nada menos que todo el sureste de Europa, incluyendo Yugoslavia, con las consiguientes consecuencias estratégicas tan beneficiosas para el Tercer Reich dentro del contexto de la Segunda Guerra Mundial en el Mar Mediterráneo.
Los Aliados sufrieron un total de 343.294 bajas con 327.183 soldados griegos sumando a 13.408 muertos, 42.485 heridos, 1.290 desaparecidos y 270.000 prisioneros; más 16.111 combatientes de la Commonwealth entre 903 muertos, 3.750 heridos y 13.958 prisioneros, incluyendo 6.896 británicos, 3.867 palestinos o chipriotas, 2.884 australianos y 2.504 neozelandeses. A estas pérdidas hubo que añadir un material destruido de 124 tanques (104 británicos y 20 griegos), 400 cañones, 1.800 ametralladoras, 8.000 vehículos, 209 aviones y 33 buques (2 griegos, 30 británicos y 1 holandés) contando 2 acorazados, 2 destructores, 1 transatlántico y 28 transportes.
El Eje sufrió 12.507 bajas sumando 5.270 alemanes entre 1.160 muertos, 3.750 heridos y 360 desaparecidos; 5.737 italianos entre 1.100 muertos y 4.637 heridos; y 1.500 búlgaros entre 400 muertos y 1.100 heridos o desaparecidos. A esto hubo que añadir la pérdida material de 41 tanques (7 Panzer I, 7 Panzer II, 21 Panzer III y 6 Panzer IV) y el hundimiento de 2 barcos de transporte.
Con la ocupación del Eje a Grecia el país fue repartido entre los vencedores: Alemania se apropió de la capital de Atenas, el puerto de Salónica y algunas de las Islas Egeas, Italia se quedó el Epiro, Tesalia, Beocia, Peloponeso, Eubea, la Isla de Corfú y las Islas Jónicas y Cícladas; Bulgaria se anexionó Tracia, Macedonia y las Islas de Tasos y Samotracia; y el Reino de Albania se incorporó Chamuria. Al mismo tiempo surgieron «estados títeres» como el pro-italiano formado por las minorías arrumanas del Reino del Pindo y el pro-germano en el resto de la nación que fue conocido como el Estado Helénico al frente de un gobierno filofascista al frente del Primer Ministro Georgios Tsolakoglou (curiosamente como gesto de amistad a este régimen los alemanes liberaron a los 200.000 prisioneros griegos que fueron licenciados).
Durante los años 1941 y 1944 toda Grecia vivió sometida a las potencias del Eje hasta que en la la última fase de la contienda Italia se rindió, Bulgaria se cambió de bando y Alemania se retiró en dirección a los Balcanes. Hasta entonces y desde el inicio de la Guerra Greco-Italiana de 1940 hasta la liberación de su patria con ayuda del Ejército Británico en el otoño de 1944, más de un millón de militares y civiles griegos perdieron la vida por diferentes circunstancias, convirtiendo a este país en uno de los campos de batalla más sangrientos del sur de Europa.
Bibliografía:
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