Miguel Ezquerra

Miguel Ezquerra Sánchez nació un 10 de Enero de 1913 en la ciudad de Canfranc de Huesca en España. Veterano de la Guerra Civil Española y de la División Azul en la Segunda Guerra Mundial, sería popularmente conocido por liderar a la Unidad SS Española «Ezquerra» durante la Batalla de Berlín.

La mañana del 18 de Julio de 1936 cambió para siempre la vida de Miguel Ezquerra cuando tras echar a caminar por las calles de Huesca observó con atención la presencia de soldados con pistolas al cinto. Sintiendo curiosidad, se aproximó a un agente de la Guardia Civil para preguntar qué sucedía, a lo que éste le contestó que una parte del Ejército Español acababa de sublevarse en Marruecos y al norte de España contra la Segunda República. Entusiasmado por la noticia, Ezquerra se reunió junto a sus compañeros del Partido Falange Española en el Café Universal de Huesca, en donde celebraron el golpe de Estado y entonaron el himno del Cara al Sol hasta altas horas de la madrugada. Al día siguiente, el 19 de Julio, en cuanto Aragón se declaró a favor de la sublevación, Ezquerra se alistó en el Ejército Nacional.

Durante la Guerra Civil Española, Miguel Ezquerra ascendió a teniente provisional del Ejército Nacional, combatiendo contra el Ejército Republicano como parte de la 7ª Bandera de Falange en el Frente de Aragón en 1936, en el asedio a Madrid en 1937 y en la Batalla de Teruel en 1938. Al siguiente año, en 1939, fue acuartelado junto a una compañía de milicianos falangistas en Málaga hasta que se anunció el final de la contienda con la victoria de la España Nacional.

Terminada la Guerra Civil Española, Miguel Ezquerra regresó a Huesca para trabajar como maestro de escuela y formar una familia junto a su esposa, con quién tuvo dos hijas. Poco después, cuando estalló la Segunda Guerra Mundial en Europa, no dudó en presentarse en la embajada de Alemania en Madrid para ofrecer sus servicios, algo que por el momento no interesó a las autoridades germanas, aunque le agradecieron el gesto y tomaron nota de su visita. Transcurrido un año del inicio del conflicto europeo, en 1940, Ezquerra se encontraba en Francia impartiendo clases de español a alumnos franceses en Bayona, por lo que nada más producirse la ocupación y capitulación del país ante el Tercer Reich, tuvo nuevamente que volver a España y afincarse en Huesca.

Cuando Alemania invadió la Unión Soviética el 22 de Junio de 1941 durante la «Operación Barbarroja», Miguel Ezquerra se presentó voluntario para formar parte de la División Azul, aunque la competencia para enrolarse era tan alta que no fue admitido hasta finales de 1942 con el rango de teniente. Desde Logroño, Ezquerra abandonó la Península Ibérica y atravesó Europa hasta ser desplegado con la División Azul en el Grupo de Ejércitos Norte, luchando contra el Ejército Rojo en torno al asedio de Leningrado y posteriormente en la Batalla de Krasny Bor. Sobre el noroeste de Rusia permanecería un año hasta que el 7 de Octubre de 1943, Ezquerra fue devuelto a España cuando el General Francisco Franco ordenó el repliegue de la División Azul y el regreso de todos los combatientes.

Comandante Miguel Ezquerra.

A su vuelta a España a finales de 1943, Miguel Ezquerra se trasladó a Sevilla con su esposa y dos hijas para trabajar como maestro de colegio a la espera de que las circunstancias cambiasen en Europa debido a que el Gobierno Español había prohibido a todos los ciudadanos tomar partido por ningún bando en la contienda mundial. La situación le fue favorable en 1944 cuando tuvo noticia que de que secretamente Alemania estaba reclutando españoles para servir en las Waffen-SS. Fue entonces cuando el 2 de Abril dejó atrás Sevilla y se presentó en la frontera de Irún junto a viejos compañeros de la División Azul y del Frente de Juventudes de la Falange con la esperanza de cruzar la frontera con Francia. La manera de hacerlo fue de lo más peculiar porque Ezquerra encañonó con su pistola a un Guardia Civil mientras sus amigos atravesaban la demarcación hacia suelo francés, momento en que liberó al agente de la Benemérita y disparó tres veces al aire para ahuyentarle, al mismo tiempo en que con los tiros atrajo la atención de los soldados alemanes que le apuntaron con sus fusiles. Una vez en territorio galo, las tropas alemanas arrestaron a Ezquerra y al resto de falangistas para conducirles hasta un cuartel de la Gestapo, donde fueron interrogados e inmediatamente puestos en libertad tras relatarles las verdaderas intenciones de su viaje. Una vez admitidos por la autoridades alemanas en Francia y tras autorizarse su incorporación a las SS, Ezquerra y sus amigos fueron enviados a Burdeos, luego París y por último a Versalles, antes de ser trasladados a la propia Alemania.

Ostentando el rango de oficial, Miguel Ezquerra fue puesto el mando de 400 españoles que fueron alojados en el Campo de Instrucción de Königsberg de Prusia Oriental. Concluido el entrenamiento, Ezquerra fue devuelto a Francia y concretamente a Burdeos, en donde ayudó a muchos compatriotas que deseaban servir en las Waffen-SS a cruzar la frontera de los Pirineos. Posteriormente se estableció en París para reunirse con la pequeña comunidad de hispanos, entre estos numerosos afiliados a Falange, a los que también enroló para el proyecto. De hecho y mientras llevaba a cabo esta tarea, los Aliados rompieron el Frente Occidental a mediados del verano de 1944, siendo entonces Ezquerra adscrito como observador a las 1ª y 2ª Divisiones SS Panzer «Leibstandarte Adolf Hitler» y «Das Reich» con las que viajó 300 kilómetros hasta Normandía, contemplando en persona la cruenta lucha que costó un 65% de bajas a los alemanes y la vuelta de las fuerzas del Eje a París.

Al producirse el Levantamiento de París por parte de la Resistencia Francesa contra el Ejército Alemán el 24 de Agosto de 1944, Ezquerra y otros españoles de la Falange contribuyeron a evacuar la capital. Durante las labores de huida, el vehículo de Ezquerra fue atacado por guerrilleros entre la Ópera y la Plaza de la Concordia, resultando sus neumáticos reventados, aunque por suerte y a pesar de las dificultades, él y sus compañeros lograron escapar y abatir a un partisano francés. Incluso justo en los momentos antes de abandonar definitivamente París, Ezquerra pudo contemplar como los tanques de los Aliados irrumpían en la capital, curiosamente estando en vanguardia la 9ª Compañía de Infantería Española «La Nueve» compuesta por viejos enemigos republicanos de la Guerra Civil.

A finales de 1944 las Waffen-SS crearon la Unidad SS Española «Ezquerra» bautizada con ese nombre en honor a su comandante Miguel Ezquerra. Compuesta por 37 españoles que según el rango variaban en un oficial, dos sargentos, cinco cabos y veintinueve soldados, la formación fue integrada en la 28ª División SS de Granaderos Belga Valona «Wallonie» al mando del general León Degrelle y caracterizada por un símbolo identificativo que incluía la Cruz de Borgoña en honor a los Tercios de los siglos XVI y XVII, así como un escudo con los colores rojo y oro de la bandera española.

La Batalla de las Ardenas comenzada el 16 de Diciembre de 1944 cuando el Ejército Alemán desencadenó una ofensiva sorpresa contra el Ejército Estadounidense situado entre la frontera de Bélgica y Luxemburgo, fue la primera campaña de grandes dimensiones en la que participó Miguel Ezquerra. Al mando de la propia Unidad SS Española «Ezquerra», los hispanos atacaron un campamento norteamericano con baterías de artillería que se situaba en la orilla opuesta del Río Mosa, donde tras infiltrarse y volar un depósito de municiones, acribillaron con sus fusiles y ametralladoras a todos los enemigos que alertados por la explosión fueron abandonando sus posiciones defensivas. La trampa urdida por Ezquerra acabó con la ocupación del dispositivo y un desastre para los estadounidenses que sufrieron 300 bajas, la mayoría prisioneros, a costa de 5 bajas españolas entre muertos y 2 heridos. Desgraciadamente a los pocos días y a medida que la Unidad SS Ezquerra «Española» fue adentrándose en el Bosque de las Ardenas, Ezquerra enfermó por congelación de pie como consecuencia de una bota mal atada, por lo que fue enviado a Wiesbaden en Alemania y tratado por médicos que le amputaron dos falanges en tres dedos, por suerte suficiente para caminar y proseguir con la lucha en la contienda.

La Unidad SS Española «Ezquerra» fue enviada a finales de 1945 a combatir en la Batalla de Berlín con poco más de un centenar de españoles dirigidos por Miguel Ezquerra que mayoritariamente procedían de la Falange, la División Azul, la Organización «Todt», la Guardia Civil o simplemente eran residentes en Alemania, así como algunos extranjeros que se adhirieron a los hispanos entre los que hubo diecisiete franceses, cuatro belgas valones y un suboficial letón. Oficialmente el primer bautismo de fuego tuvo lugar en la Plaza Mortiz cuando tras cruzar un puente que custodiaban los niños de las Juventudes Hitlerianas y atrincherarse los españoles de Ezquerra en un bloque de esqueletos de edificios (en donde curiosamente se encontraron otro voluntario hispano que se les unió), recibieron disparos por parte de las tropas del Ejército Rojo ocultas en una serie de barricadas al otro lado de la calle. Como cargar frontalmente era imposible, los cuatro belgas abrieron fuego de cobertura mientras Ezquerra y su grupo de hispanos flanquearon la calle avanzando de portal en portal (a punto estuvo de caer a un sótano en llamas y precisamente un trozo de metralla se incrustó en su pierna generándole una herida leve) hasta situarse en la espalda de la posición enemiga, instante en que sacaron sus armas anticarro Panzerfaust y destruyeron cuatro tanques soviéticos T-34. Gracias a esta maniobra los soldados rusos se acobardaron y los españoles, junto a una serie de refuerzos alemanes que acababan de presentarse en el lugar, reconquistaron la Plaza Moritz.

Recuperado Miguel Ezquerra de su herida en la pierna tras una breve estancia en un hospital de campaña improvisado en el Hotel Excelsior, a la mañana siguiente se unió al resto de tropas de la Unidad SS Española «Ezquerra» que se atrincheraban en el Hotel Kaiserhof. Sobre esta posición, los españoles de Ezquerra resistieron varias oleadas de soldados soviéticos con fuego de ametralladora, a los cuales pusieron en retirada pulverizando cinco tanques (tres de estos por el mismo servidor de Panzerfaust). Acto seguido, la Unidad SS Española «Ezquerra» al completo se movió hasta la cercana Plaza de Postdam, donde después de ocultarse tras los montones de escombros, dejaron pasar de largo a una columna de blindados enemigos, justo antes de que Ezquerra se levantara y con un Panzerfaust volase por los aire al primer carro que iba en cabeza. Inmediatamente el resto de españoles salió de sus escondites y aniquiló a toda la formación enemiga, destruyendo un total de quince tanques T-34 soviéticos.

Gracias a la increíble victoria táctica de Miguel Ezquerra en la Plaza de Postdam contra el Ejército Rojo, él mismo Adolf Hitler le ordenó desplazarse hacia el búnker situado bajo la Cancillería para condecorarle con la Cruz de Caballero. Según la conversación que mantuvieron ambos, el Führer le expresó: «Enterado del bravo comportamiento de su unidad, le he concedido a usted la Cruz de Caballero, y además la nacionalidad alemana». Sorprendentemente, la respuesta de Miguel Ezquerra respecto a lo de la concesión de la nacionalidad germana fue: «Continuaré siendo español mientras viva».

Convertido en el soldado español más galardonado de las Waffen-SS, Miguel Ezquerra regresó junto al resto de la Unidad SS Española «Ezquerra» que de nuevo defendió el Hotel Kaiserhof de una oleada de tropas soviéticas. Rechazado el asalto y tras limpiar algunos de los apartamentos adyacentes de enemigos, Ezquerra salvó la vida a una mujer alemana que un grupo de soldados rusos estaba intentando violar después de que abriera fuego contra ellos y los ahuyentara del piso. Acto seguido y una vez vuelta la tranquilidad en torno a la zona del Hotel Kaiserhof, Ezquerra se reunió con un general Hans Krebs, a quién acompañó a una entrevista con un general soviético que mostró bandera blanca para negociar la recogida de muertos y heridos.

El 30 de Abril de 1945 la Unidad SS Española «Ezquerra» protagonizó un asalto sobre la Plaza Wiilhelmplatz que terminó en fracaso porque las tropas soviéticas atrincheradas en la estación contigua abatieron a dos españoles y al suboficial letón, aunque durante la retirada hacia la Calle Friedrischsstrasse y el metro, Ezquerra cubrió la maniobra subido a un balcón desde el que mató con un subfusil a tres soldados rusos. Inmediatamente después de esconderse en la casa de un teniente coronel alemán con el que se dispuso a tomar la cena, un grupo de soviéticos irrumpió desde la planta baja, lo que obligó a Ezquerra a empuñar nuevamente su metralleta y acabar con varios de ellos. Una vez despejado el camino, Ezquerra montó en un sidecar para escapar hasta que justo antes de arrancar el motor, el conductor germano fue alcanzado por una bala, lo que le obligó a huir calle abajo junto a otro español que también resultó muerto de un disparo. Fue entonces cuando Ezquerra se refugió en la Cancillería y descendió hasta el búnker, donde se enteró que Hitler se había suicidado y además se cruzó con el Secretario General del Partido Nacionalsocialista, Martin Bormann, vestido de paisano para intentar sortear las patrullas rusas que vigilaban la capital (posteriormente fallecería en el intento). Así fue como sólo y sin saber a dónde ir, Ezquerra permaneció bebiendo licor en la Cancillería hasta que las tropas del Ejército Rojo entraron en el edificio y le hicieron prisionero.

Cautivo del Ejército Rojo en los primeros días de Mayo de 1945, Ezquerra tomó la determinación de que intentaría escapar hacia España o bien moriría en el intento. Así pues, desde su inicio como prisionero, Ezquerra se dedicó a buscar la forma de evadirse durante su marcha sobre Alemania Oriental. De hecho a punto estuvo de perder la vida cuando un comisario soviético de origen judío informó a los extranjeros de que debían separarse de los soldados alemanes porque se iba a proceder a su repatriación. Afortunadamente un prisionero alemán advirtió a Ezquerra de que no se presentara a la selección porque se trataba una trampa (los que fueron separados serían inmediatamente ejecutados a campo a abierto), por lo que el español junto a dos amigos franceses de la 33ª División SS de Granaderos Francesa «Carlomagno» se camuflaron entre las decenas de cautivos alemanes. Tras varios días de trayecto no exentos de humillaciones y maltratos, los excombatientes fueron internados en un campo de concentración abandonado en Polonia a la espera de su triste destino. Aquella misma noche, un grupo de cinco reos (entre ellos Ezquerra, dos españoles y dos franceses), robaron una mochila de víveres y se hicieron con una lima que afilaron. Rápidamente abordaron a uno de los centinelas soviéticos al que Ezquerra distrajo con palabras mientras uno de los franceses le apuñaló con la lima y otro le asfixió con una bolsa en la cabeza, justo antes de evadirse los cinco del recinto y quedar libres en territorio enemigo.

La fuga sobre Polonia fue de las fases más complicadas para Ezquerra y sus amigos porque las patrullas del Ejército Rojo vigilaban todos los pasos y caminos. Fortuitamente el grupo de Ezquerra se encontró con un judío superviviente del Holocausto que sin saber que eran SS les proporcionó comido e incluso les acompañó un tramo del camino porque también intentaba alcanzar la seguridad de Europa Occidental. Más suerte sin embargo tuvieron posteriormente porque los dos miembros de la 33ª División SS de Granaderos Francesa «Carlomagno» que acompañaban a Ezquerra reconocieron un camión cargado con soldados franceses recién liberados de un campo de trabajo, a los que convencieron para subir a bordo tras mentir diciendo que también habían sido reos de los alemanes, por lo que milagrosamente pudieron abandonar Polonia y volver a Berlín. De nuevo en la capital de Alemania, Ezquerra se despidió de sus amigos galos que continuaron en dirección a Francia con el camión, aunque él y los otros dos hispanos se tuvieron que esconder en casa de dos chicas españolas que habían conocido antes del fin del conflicto. A pesar de que durante la espera en la ciudad Ezquerra fue parado e identificado por un oficial del Ejército Rojo, por fortuna el hombre le confundió con un ciudadano argentino y le dejó en liberad. Precisamente sería la embajada de Argentina a través de un refugiado de la antigua Unidad SS Española «Ezquerra» la que proporcionó documentación falsa a Ezquerra y los demás hispanos que finalmente dejaron atrás Berlín.

A mediados de Mayo de 1945, Ezquerra y los otros españoles que le acompañaban a bordo de un camión cruzaron la frontera del «Telón de Acero» a la altura de Magdeburgo, donde las tropas del Ejército Rojo no les descubrieron, exactamente igual que los soldados del Ejército Británico al otro lado de la barrera que les dejaron pasar gracias a la amistad que los hispanos hicieron con dos ex-prisioneros ingleses. Curiosamente una vez en Magdeburgo, unos periodistas estadounidenses preguntaron a los españoles si conocían a un tal Miguel Ezquerra, algo que él mismo y sus compañeros negaron temiéndose que se tratara de una trampa. De hecho el que su nombre circulara en boca de numerosos soldados enemigos en Magdeburgo, llevó a Ezquerra a separarse de sus compañeros (ahora cada uno tomaría su propio destino) y a viajar hasta Bélgica para unirse a un grupo de republicanos españoles exiliados que descontentos con el comunismo acababan de abrazar el franquismo. Precisamente en Bruselas, ni la embajada de Argentina ni la de la propia España pudieron ayudar a Ezquerra a salir del país, aunque al menos le proporcionaron una identidad falsa como antiguo esclavo de un campo de concentración alemán. A partir de entonces se afincó por un tiempo en la capital belga hasta que inesperadamente un día, mientras almorzaba tranquilamente en un restaurante, un grupo de comunistas españoles irrumpieron violentamente y gritaron a voces que allí dentro de encontraba el «¡fascista Miguel Ezquerra!». Apenas sin tiempo a reaccionar, Ezquerra abandonó el recinto y dejó Bélgica para viajar a Francia junto a un veterano de la Unidad SS Española «Ezquerra» y dos republicanos hispanos con los que primero se ocultó en París y luego en Burdeos.

La llegada de Miguel Ezquerra a Burdeos constituyó una fatal sorpresa para él porque en Francia sabían de su presencia y su foto había sido colgada en todos los carteles, estando en la primera lista de personas a capturar. Afortunadamente un sacerdote católico le ayudó ofreciéndole un granero para dormir, aunque a la mañana siguiente Ezquerra tomó la determinación de marcharse de Burdeos y marchar a España directamente a pie. Así fue como durante varias jornadas Miguel avanzó por las cunetas de las carreteras y los bosques mientras se ocultaba cada vez que veía camiones del Ejército Francés. Sufriendo molestas lluvias torrenciales a lo largo del trayecto y tras dormir incontables veces bajo árboles, consiguió atravesar una considerable cantidad de hectáreas de los Pirineos hasta que un buen día robó una bicicleta a un campesino y pedaleó todo lo deprisa que pudo en dirección Hendaya. A pesar de que tropas coloniales procedentes de Senegal salieron a buscarle, Ezquerra despistó a sus oponentes escalando y descendiendo montañas hasta que de pronto se encontró con una caseta y una línea divisoria custodiada por unos hombres con tricornios sobre la cabeza. Se trataba de Guardias Civiles, quienes nada más divisar a Ezquerra, acudieron a socorrerle y le introdujeron dentro del territorio español, dando por finalizada su increíble aventura.

La vida posterior de Miguel Ezquerra en España fue discreta y focalizada casi exclusivamente en el ámbito de su familia. Solamente se conocieron sus hazañas durante la Segunda Guerra Mundial gracias a una autobiografía que publicó junto a la Editorial Acervo en 1975 bajo el título de Berlín a Vida a Muerte.

El 29 de Octubre de 1984 Miguel Ezquerra falleció en Madrid a la edad de 71 años. Sus restos serían trasladados en 1995 al Panteón a los Caídos de la División Azul del Cementerio de la Almudena de Madrid, con la diferencia de ser el único enterrado en haber ostentado el título de ser el líder de las «SS españolas».

 

Bibliografía:

-Miguel Ezquerra, Berlín a vida o muerte, García Hispán Editor (1999), p.9-132
-http://es.wikipedia.org/wiki/Miguel_Ezquerra