Caída de Bulgaria

En el verano de 1944 las tropas de la Unión Soviética irrumpieron en los Balcanes, desestabilizando una de las regiones más tumultuosas del sur de Europa. Después de producirse la capitulación de Rumanía, en la vecina Bulgaria se materializaría un repentino golpe de Estado en Sofia que lideró el Frente Patriótico con infiltrados dentro de las Fuerzas Armadas Búlgaras y los guerrilleros del Partido Comunista Búlgaro, logrando ambos neutralizar a las autoridades proclives al Eje y proclamar la República Socialista de Bulgaria que traicionó a Alemania y se unió al bando de los Aliados como una nación satélite del Kremlin.

Preludio

Bulgaria se había adherido a las potencias del Eje en 1941 a cambio de obtener importantes ganancias territoriales de sus vecinos en los Balcanes a los que había contribuido a doblegar mediante la fuerza militar o la diplomacia gracias a su alianza con el Tercer Reich, como por ejemplo a la hora de anexionarse la Alta Macedonia y el sureste de Serbia a costa de Yugoslavia, Tracia y las Islas de Tasos y Samotracia a costa de Grecia, y Dobrudja a costa de Rumanía. Gracias a estos triunfos que hicieron crecer al país a casi el doble de su tamaño original, tanto el Gobierno de Sofia como el Zar Boris III secundaron la coalición con el Tercer Reich.

Las cosas cambiaron desde 1943 cuando la Segunda Guerra Mundial se torció para el Eje y la población eslava de Bulgaria que mayoritariamente era rusófila empezó a ver con buenos ojos una más que probable victoria de la Unión Soviética, ya que el propio país empezó a sentir los efectos devastadores de la contienda como por ejemplo los bombardeos de la Fuerza Aérea Estadounidense sobre la capital de Sofia o las crecientes bajas del Ejército Búlgaro que combatía del lado de los germanos contra los partisanos tanto en Grecia como en Yugoslavia. Ante esta cada vez mayor hostilidad hacia los alemanes, se sumó que el Zar Boris III falleció para ser sustituido por el Zar Simeón II, un niño de tan sólo 7 años de edad, por lo que el gobierno de la nación tuvo que encabezarlo de manera provisional el germanófilo Primer Ministro Bogdan Filov, quién poco más tarde sería sustituido por otro simpatizante del nacionalsocialismo como lo fue el Primer Ministro Ministro Iván Ivanov Bagrianov que lideraba el Partido Campesino.

Mientras las intrigas se sucedían en el Gobierno de Sofia, en las zonas rurales de Bulgaria surgió una guerrilla liderada por el Partido Comunista Búlgaro y apoyada en menor medida por los miembros del Partido Social-Demócrata de los Trabajadores Búlgaros, los conservadores del Partido Agrario e incluso fascistas antinazis del Partido “Zveno», estando todos ellos asesorados por agentes y técnicos especialistas enviados desde la URSS. Agrupados en torno al Ejército Rebelde de Liberación Popular (NOVA), los insurrectos alcanzaron en 1944 los 30.000 efectivos guerrilleros que lucharon en unas condiciones de desigualdad contra el Ejército Búlgaro, todavía leal al Eje, librando una auténtica guerra civil sobre amplias regiones de la nación que abarcaron el Macizo de Ródope, la Cordillera de Pirin, los Montes Sredna Gora y la comarca de Tran.

La Unión Soviética que a diferencia de otros países de Europa Oriental pertenecientes al Eje, nunca había entrado en guerra con Bulgaria debido a que éste país sólo declaró hostilidades a los Aliados Occidentales encarnados por Estados Unidos y Reino Unido. Sin embargo aquel no fue impedimento alguno para que Iósif Stalin fuese a perdonar la alianza del Gobierno de Sofia con el Gobierno de Berlín, pues en cuanto el Reino de Rumanía formalizó su capitulación el 23 de Agosto de 1944 y se cambió de bando alineándose con el Kremlin, el Ejército Rojo avanzó hacia las provincias rumanas más meridionales de Muntenia, Dobrogea y Oletenia, donde las divisiones soviéticas se atrincheraron al otro lado de la frontera rumano-búlgara situada por detrás de la barrera natural del Río Danubio.

El despliegue del Ejército Rojo en la frontera norte de Bulgaria hizo saltar las alarmas tanto en el Gobierno de Sofia como en el Estado Mayor del Ejército Búlgaro. De hecho el Primer Ministro Iván Bagrianov, sabiendo que muy probablemente el Kremlin violaría de un momento a otro la integridad territorial de su patria, pronunció el 26 de Agosto de 1944 una declaración de neutralidad, anuló las leyes antisemitas contra los judíos e incluso ordenó la retirada gradual de las tropas de ocupación desplegadas en aquellos instantes sobre Macedonia y Serbia, algo que lejos de apaciguar a los soviéticos, causó el efecto contrario porque los rusos interpretaron el gesto como una manera indirecta de advertir a los alemanes de que abandonasen Europa Occidental. En este último aspecto los soviéticos no andaron mal encaminados porque los búlgaros avisaron con la suficiente antelación al Tercer Reich de que tarde o temprano el Ejército Rojo avanzaría hacia el sur, por lo que Adolf Hitler pudo comenzar a vaciar de tropas Grecia y Albania con tiempo suficiente para evacuar con éxito a todo el Ejército Alemán hacia el mucho más defendible y seguro corazón de los Balcanes.

La invasión que el Ejército Rojo proyectó sobre Bulgaria se efectuaría mediante una devastadora ofensiva con un total de 300.000 soldados, 500 tanques y 5.000 cañones que cruzarían las fronteras del Río Danubio entre las inmediaciones de Bucarest y la región de Dobrudja en el Mar Negro con el III Frente Ucraniano al mando del mariscal Fedor Tolbukin. Contrariamente en el bando oponente, el Ejército Búlgaro disponía de 500.000 tropas, aunque sólo una reducida parte estaban desplegadas en la frontera septentrional, pues muchas se encontraban pacificando la guerrilla interior que mantenía latente el Ejército Rebelde de Liberación Popular y casi 200.000 fuera del país por estar replegándose de Grecia y Yugoslavia, entre estas últimas el V Ejército y el I Cuerpo de Ocupación, las únicas que encima eran las más antisoviéticas y leales al Gobierno de Sofia.

Invasión de Bulgaria

Antes de materializarse la invasión del Ejército Rojo a Bulgaria entre finales de Agosto y principios de Septiembre de 1944, un total de 18.000 partisanos del Frente Patriótico y del Ejército Rebelde de Liberación Popular al mando del líder comunista Georgi Dimitrov, se alzaron en diversos puntos del país y ocuparon algunos enclaves vitales agrupados en 670 comités secretos, 11 brigadas guerrilleras y 37 unidades de apoyo logístico. Gracias a este insurrección que desbordó tanto a las autoridades gubernamentales como a las fuerzas del Ejército Búlgaro tras haber protagonizado 680 acciones armadas y atentados, las tropas soviéticas que aguardaban al otro lado demarcación en seguida establecieron contactos y enviaron asesores para contar desde dentro con esta «quinta columna».

Mientras el Ejército Búlgaro y el Ejército Rebelde de Liberación Popular luchaban encarnizadamente dentro de Bulgaria, el Gobierno de Sofia trató de evitar la tragedia que se le avecinaba saliéndose del bando del Eje el 2 de Septiembre de 1944 y firmando la paz con Estados Unidos y Gran Bretaña, algo que fue ratificado positivamente por los Gobiernos de Washington y Londres. Sin embargo en cuanto Iósif Stalin se enteró de que Bulgaria había salido de la Segunda Guerra Mundial y supuestamente era ya «intocable» por ninguno de los vencedores, pues en las cláusulas no se contemplaba una ocupación anglo-norteamericana, en seguida el Kremlin urdió una trama conspiranoica para acusar a las autoridades búlgaras de haber rubricado una falsa paz y estar permitiendo sobre su suelo el tránsito de algunas divisiones del Ejército Alemán (evidentemente una mentira).

Partisanos del Ejército Rebelde de Liberación Popular en dirección a Sofia.

Al amanecer del 6 de Septiembre de 1944, la Unión Soviética declaró la guerra a Bulgaria cuando después de cuatro breves días de paz de la firma de alto el fuego con los Aliados, una vez más la nación se vio inmersa en la Segunda Guerra Mundial. Acto seguido decenas de miles de tropas rusas del III Frente Ucraniano cruzaron la frontera rumano-búlgara a través de los puentes y embarcaciones sobre el curso del Río Danubio, desarmando a las escasas unidades de la Gendarmería Búlgara que no opusieron ningún tipo de resistencia e incluso recibieron con alegría a los invasores. De hecho a lo largo de la jornada los soldados soviéticos y las columnas de tanques T-34 fueron rindiendo una a una a diversas guarniciones del Ejército Búlgaro sin apenas pegar un sólo tiro, ocupando con éxito los puertos sobre el Mar Negro de Varnas y Burgas, además de conquistar al atardecer la importante ciudad de Silistra.

Según el texto de la declaración de guerra de la Unión Soviética al Reino de Bulgaria, el contenido fue el siguiente: Durante más de tres años, Bulgaria ha ayudado a Alemania en la guerra contra la Unión Soviética. El Gobierno Soviético tuvo en cuenta que la pequeña Bulgaria nada podía hacer frente a las poderosas Fuerzas Armadas Germanas en la época en que Alemania tenían en sus manos a casi toda Europa. El Gobierno Soviético soportó el hecho de que los círculos dirigentes búlgaros ayudaron a los alemanes en la evacuación de Crimea y a salvar a los residuos del Ejército Alemán derrotado en el sur de la Unión Soviética. Sin embargo en el transcurso de este verano se produjo una profunda crisis en el seno de las Fuerzas Armadas Alemanas. Atrapada por el este por las tropas soviéticos y por el oeste por los Aliados que desembarcaron en Francia, Alemania se encuentra en una catastrófica situación, y sus Fuerzas Armadas, que están sufriendo una derrota tras otra, se ven obligadas a retirarse en todos los frentes. Alemania ha perdido definitivamente Italia. Alemania ha perdido Francia y a continuación también Rumanía. Otro pequeño país, Finlandia, se retira porque ha comprendido que mantener unas relaciones amistosas con Alemania significa ir al desastre. La suerte de Alemania está echada. Ha perdido la guerra definitivamente. Dado el curso de los acontecimientos podría esperarse que Bulgaria aprovechase la ocasión, y según el precedente de Finlandia y Rumanía, rechazase la política germanófila, rompiendo con Alemania y uniéndose a la coalición antihitleriana de los países democráticos. Sin embargo el Gobierno Búlgaro sigue rechazando su ruptura con Alemania y continúa en su llamada política de «neutralidad», en virtud de la cual sigue prestando ayuda indirecta a Alemania contra la Unión Soviética, poniendo a salvo sus Fuerzas Armadas ante la persecución del Ejército Rojo, y permitiendo que, sobre territorio búlgaro, formen un nuevo foco de resistencia las fuerzas de la coalición antialemana, tanto en tierra firme como en el mar. El Gobierno Soviético no puede dar a la política de Bulgaria otra valoración distinta de que está luchando junto a Alemania contra la Unión Soviética. Bulgaria sigue con su política germanófila, pese al empeoramiento de la situación bélica de Alemania y a pesar del hecho de que Bulgaria pueda romper ahora con Alemania, sin ningún temor, y con la posibilidad de salvar al país del fin. A causa de esta situación, la Unión Soviética no considera posible seguir manteniendo relaciones con Bulgaria y declara que no sólo Bulgaria está en guerra contra la Unión Soviética, dado que en la práctica, ya lo estaba anteriormente, sino que en adelante también la URSS se encuentra en estado de guerra con Bulgaria.

Simultáneamente la invasión del Ejército Rojo a Bulgaria, el 7 de Septiembre el Frente Patriótico que operaba en la clandestinidad convocó una huelga de obreros en las factorías y talleres de Sofia, a los que muy pronto se unieron piquetes y grupos de trabajadores adscritos al Partido Comunista Búlgaro que generaron el caos en la capital mediante manifestaciones y mítines multitudinarios en las calles, así como cientos de mineros que se alzaron en Pernik. Desestabilizada la situación en las principales ciudades, los partisanos del Ejército Rebelde de Liberación Popular descendieron de las montañas y abandonaron las zonas rurales para apoderarse el día 8 de un total de 170 localidades y pueblos; mientras los infiltrados nacionalistas del Partido «Zveno» que había dentro de las guarniciones del Ejército Búlgaro, arrestaron a los oficiales germanófilos y desarmaron a los destacamentos de la Gendarmería Búlgara que aún eran leales al Eje.

Paracaidistas del Ejército Búlgaro se sublevaban en Sofia.

El 9 de Septiembre de 1944, el Frente Patriótico que operaba en Sofia con miles de manifestantes, obreros y mineros se hicieron con los principales accesos a la ciudad y liberaron a los presos políticos de las cárceles, al tiempo en que miles de partisanos del Ejército Rebelde de Liberación Popular entraban en la urbe al frente del líder insurrecto Georgi Dimitrov. Acto seguido los sublevados que contaron con la ayuda de millares de soldados del Ejército Búlgaro que se cambiaron de bando apoyando al Partido Comunista Búlgaro, ocuparon sobre la capital todas las comisarías policiales, los acuartelamientos, los ministerios, el Parlamento y el Palacio Real, haciendo prisioneros al Primer Ministro Iván Bagrianov, al Zar Simeón II y a la Zarina Juana de Saboya.

Como desde el 10 de Septiembre se formó un Gobierno Provisional en Sofia liderado por el rebelde Georgi Dimitrov, en seguida las nuevas autoridades ordenaron a todas las guarniciones del país que no opusieran resistencia a las divisiones del Ejército Rojo. Así fue como las tropas del III Frente Ucraniano avanzaron vertiginosamente apenas sin encontrar resistencia, salvo por algunas unidades del V Ejército Búlgaro que se retiraban de Macedonia a las que hubo que doblegar o convencer de que depusieran las armas, hasta que una vez superados los obstáculos y después de un espectacular avance de 160 kilómetros, los soldados soviéticos y sus tanques T-34 entraron victoriosos y triunfales en la capital de Sofia la jornada del 16 de Septiembre de 1944.

Ocupada toda Bulgaria por la Unión Soviética, las tropas del Ejército Rojo todavía tuvieron que pacificar algunas zonas de Alta Macedonia debido a que ciertas guarniciones del V Ejército Búlgaro y el I Cuerpo de Ocupación presentaron una simbólica resistencia armada hasta su capitulación o disolución completa en Octubre de 1944. Aquel mismo mes, el 28 de Octubre, el Gobierno Provisional de Sofia firmó la paz con la URSS y unió el país al bando de los Aliados tras declarar la guerra a Alemania, Hungría y Japón, con lo cual más de 200.000 soldados del Ejército Búlgaro lucharían del lado del Kremlin durante el resto de la Segunda Guerra Mundial en campañas como las de los Balcanes y Austria que costarían 32.000 muertos hasta la derrota final del Eje.

Acta de Capitulación el 28 de Octubre de 1944:
1.a. A continuación del cese de las operaciones militares contra la URSS el 9 de Septiembre de 1944, y de la ruptura de relaciones con Alemania el 6 de Septiembre de 1944, y con Hungría el 26 de Septiembre de 1944, Bulgaria ha cesado toda operación militar incluso contra las demás Naciones Unidas.
1b. El Gobierno de Bulgaria se compromete a desarmar a las tropas alemanas que se encuentren en territorio búlgaro y entregar a sus componentes, en calidad de prisioneros de guerra, a los mandos soviéticos. El Gobierno Búlgaro se compromete también a internar a los ciudadanos alemanes y a los ciudadanos de los satélites de Alemania.
1.c. El Gobierno Búlgaro se compromete a mantener en condiciones de eficacia y a poner al servicio del Mando Supremo Aliado aquellas fuerzas de tierra, mar y aire que sean necesarias para el logro de los objetivos comunes. Tales fuerzas podrán ser usadas en el territorio de las naciones aliadas, después de una simple autorización del Gobierno Aliado interesado.
1.d. Una vez cesadas las operaciones bélicas contra Alemania, las Fuerzas Armadas Búlgaras serán desmovilizadas y puestas en pie de paz, bajo la correspondiente comisión aliada.
2. Según los acuerdos suscritos el 11 de Octubre de 1944 por el Gobierno Búlgaro, las Fuerzas Armadas Búlgaras y los funcionarios búlgaros deberán ser evacuados de Grecia y de Yugoslavia dentro de los plazos que serán indicados. Las autoridades búlgaras deberán emprender inmediatamente las medidas aptas para hacer que los búlgaros que el 1 de Enero de 1941 hubieran renunciado a la ciudadanía búlgara sean evacuados a territorio griego y yugoslavo, y que sean anuladas todas aquellas decisiones de carácter jurídico y administrativo que se refieran a la anexión o incorporación de los territorios griegos o yugoslavos.
3. El Gobierno Búlgaro garantizará a las tropas soviéticas y a las demás tropas aliadas la posibilidad de situarse y agruparse en cualquier dirección y localidad del territorio búlgaro cuando sea considerado indispensable por el Mando Supremo Aliado, con destino a la marcha de las operaciones militares, mientras que el Gobierno Búlgaro pondrá a su disposición todos los medios de transporte terrestre, aéreo y naval indispensable para los mencionados fines, y a sus propias expensas.
4. El Gobierno Búlgaro liberará inmediatamente a todos los prisioneros de guerra e internados aliados. Hasta que se dicten nuevas disposiciones, el Gobierno Búlgaro proveerá a sus expensas a suministrar medios de subsistencia, prendas de vestido y asistencia médica y sanitaria, así como medios de transporte necesarios para el regreso a la patria de todos los prisioneros de guerra e internados aliados, deportados y evadidos, comprendidos los ciudadanos griegos y búlgaros.
5. El Gobierno Búlgaro procederá inmediatamente a liberar a todas las personas, que independientemente de la ciudadanía y nacionalidad, hayan sido encarceladas con motivo de su actividad en favor de las Naciones Unidas, o bien por su simpatía a la causa de las Naciones Unidas, o incluso por su pertenencia racial o convicción religiosa, anulando todas las leyes de carácter discriminatorio o las limitaciones impuestas por ellas.

Soldado búlgaro armado con un subfusil alemán MP-40, uno de los pocos que resistió al Ejército Rojo en la Alta Macedonia.

Antes de terminar la Segunda Guerra Mundial entre finales de 1944 y principios de 1945, el Reino de Bulgaria fue disuelto para fundarse en su lugar República Socialista de Bulgaria bajo un régimen comunista que lideró el antiguo jefe guerrillero Georgi Dimitrov. Ante esta nueva situación el Rey Simeón II se exilió a Inglaterra y el depuesto Primer Ministro Iván Bagrianov fue ejecutado por haber colaborado con el Eje, por lo que desde la conclusión de la contienda la nación quedó bajo la órbita de la Unión Soviética a lo largo de toda la Guerra Fría hasta la caída del comunismo y la disolución de los países del Pacto de Varsovia, que devolvió la independencia plena a Bulgaria en 1989.

 

Bibliografía:

-David Solar, La Ofensiva Aliada, «La liberación de Bulgaria», Ediciones Iberoamericanas Quorum (1986), p.90-91
-Jacques Pirenne, Historia Universal, «Rumanía y Bulgaria piden el Armisticio», Exito (1961) p.397-398
-Editores de S.A.R.P.E., Crónica Política y Militar de la Segunda Guerra Mundial, «Bulgaria proclama su neutralidad», S.A.R.P.E. (1978), p.1745-1.755