Muchos fueron los crímenes cometidos por Francia durante la Segunda Guerra Mundial tanto en la metrópoli como en el Imperio Colonial. La mayoría de estas tropelías, perpetradas primero por militares del Ejército Francés y luego por los exiliados de la Francia Libre, tuvieron lugar desde una fecha tan temprana como la invasión de 1940 y se extenderían a lo largo de toda la contienda hasta la misma ocupación de Alemania en 1945.
Crímenes en la Batalla de Francia
Los primeros crímenes cometidos por Francia tuvieron lugar nada más iniciarse la Segunda Guerra Mundial en 1939, exactamente sobre la Indochina Francesa. Como la principal fuerza de oposición en aquellos instantes era el Partido Comunista Indonesio, teóricamente socio de Alemania y la Unión Soviética que eran dos naciones amistosas según el Pacto de No Agresión Ribbentrop-Molotov, las autoridades coloniales galas procedieron a su disolución violenta que como era de esperarse obtuvo una respuesta por parte de vietnamitas, tonkineses y annamitas armados. De este fue como se arrinconó a estos comunistas en la selva con soldados y tanques mientras los bombardeaban con aviones y artillería, dejando los combates un saldo de cientos de muertos entre los insurrectos y 33 fallecidos entre los atacantes contando tres blancos y treinta colaboradores indígenas. Una vez vencidos los comunistas, las tropas francesas asesinaron a cientos de prisioneros en fusilamientos colectivos o torturas, a veces perforándose los pies y manos de las víctimas con cables de telégrafos ante la ausencia de cadenas y grilletes, o encerrando a los cautivos en barcos abandonados sobre el Río Saigón. Aquella brutal represión sobre Vietnam, Tonkín y Annam supuso la muerte de 2.000 indochinos a manos del Ejército Francés y la Legión Extranjera.
Al producirse la invasión de Alemania a Francia en Mayo de 1940, el Ministro del Interior del Gobierno Francés, Georges Mandel, quién temía el uso de paracaidistas por parte de la Fuerza Aérea Alemana (Luftwaffe), convenció al Presidente Paul Reynaud para que se violasen las leyes internacionales y se decretase la ejecución de paracaidistas en caso de que los germanos empleasen fuerzas aerotransportadas a la retaguardia. No obstante y como los invasores no utilizaron este método, la cláusula que especificaba el fusilamiento de supuestos agentes en paracaídas, no previó la eventualidad de todos aquellos pilotos de aviones que por ser derribados tuviesen que saltar en suelo francés. Así pues y como en ningún momento la normativa estuvo clara en el Código Militar del Ejército Francés, un total de 20 aviadores que fueron capturados terminaron siendo fusilados.
No sólo las víctimas del Ejército Francés fueron soldados alemanes porque en muchos casos se ejecutó a numerosos civiles franceses que mostraron una actitud contraria a la guerra o a la causa de los Aliados Occidentales. Ejemplo de ello fue la Matanza de Abbeville, cuando soldados galos fusilaron a 21 personas, entre estas algunos belgas del Partido Rexista de León Degrelle, incluyendo a los diputados Jan Rijkoort y Joris Van Severen, este último el inventor del Benelux (unión de Bélgica, Holanda y Luxemburgo). También durante un traslado de presos, el Conde Thierry de Ludre que había publicado artículos en contra de la actitud belicista gala en la revista Je suis Partout, fue asesinado por agentes de la Gendarmería Francesa.
Abusos en África
Hasta la caída de Túnez en manos de los Aliados en Mayo de 1943, las Fuerzas Armadas de Francia, en este caso de la Francia Libre del general Charles De Gaulle, no volverían a cometer crímenes de entidad contra el bando del Eje. Un ejemplo de ello fue la entrada en la capital de Túnez, cuando las soldados franceses libres, quienes albergaban un sentimiento racista hacia los musulmanes a los que veían como simpatizantes del Tercer Reich, instigaron a la población católica y judía a desatar una ola de violencia contra los ciudadanos islámicos. Fue así como decenas de militares galos, acompañados por turbas de católicos y judíos, humillaron y lincharon a base de golpes sobre las calles a centenares de musulmanes, a veces mujeres y niños, a los que llegaron a causar heridas graves e incluso a matar a algunos de ellos.
Otras de las víctimas del Ejército Francés Libre en Túnez fueron los prisioneros capturados al Afrika Korps, concretamente los miembros de la Falange Africana, una unidad de voluntarios de la Francia de Vichy que había servido al lado del Eje. De esta manera y haciendo caso a la Convención de Ginebra que prohibía el maltrato a los militares cautivos, se separó a quince de estos veteranos galos y se les fusiló. También entre los soldados apresados del Cuerpo Germano-Árabe «KODAT», dos árabes que habían luchado junto a los alemanes fueron detenidos e ilegalmente ejecutados.
Matanzas durante la «Liberación»
Cuando tuvo lugar el desembarco de Normandía el 6 de Junio de 1944, las zonas liberadas de Francia por los Aliados Occidentales pasaron a quedar inmediatamente administradas por las autoridades militares de la Francia Libre. Una sometido el territorio bajo control gaullista, los abusos de los franceses libres hacia los prisioneros del Eje serían una constante habitual a lo largo de toda la «Liberación».
Oficialmente el primer crimen del Ejército Francés Libre ocurrió el 20 de Agosto de 1944 a 2 kilómetros a las afueras de Foix cuando los galos capturaron y fusilaron sumariamente a 57 soldados alemanes. Al cabo de un mes, el 28 de Septiembre, otros 59 prisioneros germanos fueron asesinados en Chantillón, mientras que en otras localidades se repitieron matanzas similares como en Annecy o Evian, especialmente en esta última porque se remató a tiros a los heridos alemanes que permanecían descansando en los hospitales de campaña.
El sur de Francia, concretamente las regiones de Provenza, Tolouse, Niza y los Pirineos, fueron el escenario más cruel del Ejército Francés Libre aquel verano de 1944. Las masacres a las bolsas de tropas del Eje que quedaron atrapadas en el interior a medida que avanzaba el Ejército Estadounidense, fueron tan habituales entre los soldados franceses y también por parte de los guerrilleros «maquis» de las Fuerzas Francesas del Interior (FFI), que el saldo de asesinatos entre alemanes y vichystas capturados alcanzó la escalofriante cifra de 50.000 víctimas.
Ocupación de Alemania
Al entrar el Ejército Francés en Alemania a inicios de 1945, la brutalidad hacia los soldados alemanes y también hacia los civiles fue brutal parte de los invasores galos. Solamente en la ciudad de Stuttgart, cientos de prisioneros de guerra germanos fueron fusilados y otras tantas mujeres alemanas violadas a manos de las tropas del general Jean de Lattre de Tassigny. Igualmente, otros abusos a chicas se repitieron en diversos lugares como 600 agresiones sexuales en Bruchsal, 500 en Freudenstadt y 85 en Constanza, dándose una cifra total de 50.000 violaciones en todo el Tercer Reich.
Muy dura fue la represión ejercida por el Ejército Francés Libre en el Palatinado, Baviera y Austria porque numerosos soldados alemanes que se rindieron fueron ejecutados. Ni siquiera se salvaron 12 voluntarios franceses de la 33ª División SS de Granaderos «Charlemagne» que habían combatido contra la Unión Soviética durante la Batalla de Berlín, pues tras ser entregados por el Ejército Rojo a un pelotón del general Philippe Lécrerc en la ciudad de Bad Reichenhall, este recriminó a un soldado «¿por qué vistes el uniforme alemán?», a lo que este le contestó «¿y usted por qué viste el uniforme americano». Acto seguido y en un arrebato de ira impropio de un general, Philippe Lecrerc ordenó llevar a los doce prisioneros a un descampado y asesinarlos ante un pelotón de fusilamiento.
Terminada la Segunda Guerra Mundial en 1945, el Ejército Francés seguiría cometiendo abusos contra la población alemana a lo largo de la postguerra. El último crimen registrado tendría lugar en Sillenbruch el 28 de Octubre de 1948, cuando tras producirse el intento de violación de un soldado colonial argelino borracho a una mujer alemana, el marido de ésta salió en su defensa y mató al agresor de un botellazo en la cabeza. Como represalia a este episodio, los soldados franceses que ocupaban la ciudad, escogieron seis ciudadanos alemanes al azar y los fusilaron, entre ellos al marido de la pobre mujer.
Conclusión
Como Francia se encontraba entre los vencedores de la Segunda Guerra Mundial, ningún responsable fue juzgado por sus crímenes durante la contienda. El único que pagó por sus tropelías fue el Ministro del Interior Georges Mandes, quién siendo el autor de 42 ejecuciones ilegales en la campaña de 1940, fue arrestado en pleno conflicto por la Francia de Vichy y el 7 de Julio de 1944 ejecutado por miembros de la Milicia Francesa Vichysta en la Carretera de Fontaineblau. Curiosamente el general Philippe Leclerc también estuvo a punto de ser juzgado tras sufrir presiones por parte de la Cruz Roja Internacional debido al asunto de doce compatriotas asesinados en Bad Reichenhall, aunque como consecuencia de un accidente aéreo sobre Argelia en el que perdió la vida, su condición de «post mortem» obligó a cerrar el caso en 1948.
A diferencia del Ejército Alemán que salvo algunas excepciones dispensó un buen trato a los prisioneros del Ejército Francés capturados en 1940, las autoridades de la Francia Libre no tuvieron la misma piedad con los soldados capturados al Eje. Sorprendentemente, decenas de miles de alemanes serían asesinados por las Fuerzas Armadas Francesas, sobretodo entre 1944 y 1945, lo que convertiría a este país en uno de los más crueles respecto a sus cautivos dentro del bando de los Aliados Occidentales.
Bibliografía:
-Joaquín Bochaca, Los Crímenes de los Buenos. «Mandel. Asesino de prisioneros», Ediciones Siegheil (2009), p.271-273/-364-367
-Donny Gluckstein, La otra Historia de la Segunda Guerra Mundial. Resistencia contra Imperio, «Vietnam, la Ruptura Antiimperialista», Ariel (2012), p.227