Letonia fue uno de los Países Bálticos más afectados por el Holocausto durante la Segunda Guerra Mundial. Junto a las políticas antisemitas implantadas por el Tercer Reich, se sumó el odio de la población local letona y en especial los auxiliares del Comando «Arâjs», lo que desató una ola de violencia asesina durante el Pogromo de Riga y finalmente una terrible matanza conocida como la Masacre de Rumbula.
Pogromo de Riga
Al entrar el Ejército Alemán en Letonia el 1 de Julio de 1941 durante la «Operación Barbarroja», las tropas de la Unión Soviética habían deportado de la capital de Riga a un total de 36.000 letones hacia los gulags y campos de concentración en Siberia, entre estas un 11% de judíos. Ante este precedente, no fue extraño que cuando el movimiento fascista local de la Cruz del Trueno (Pêrkonkruts) y el periódico nacionalista Têvija, promovieron la idea de una supuesta «conspiración judeo-bolchevique», miles de vecinos furiosos se lanzasen contra la población hebrea en un suceso que sería recordado como el Pogromo de Riga.
El Pogromo de Riga tuvo lugar el 2 de Julio de 1941 después de que civiles letones y miembros de la Cruz del Trueno comenzasen a linchar a judíos por las calles, apaleándoles en innumerables ocasiones sobre el pavimento urbano hasta causarles la muerte. Al mismo tiempo, turbas violentas y descontroladas entraron en casas de los hebreos y asesinaron a muchos dentro de sus hogares, además de sacar a los que había encerrados en la Prisión Central para fusilarlos a continuación en el Bosque de Bikernieki.
Las sinagogas de Riga fueron objeto de los nacionalistas letones de la Cruz del Trueno desde el 4 de Julio porque muchas ardieron con fieles y rabinos a los que quemaron vivos en su interior. Por ejemplo la Gran Sinagoga Coral de la Calle Gogol fue incendiada con veinte personas dentro; mientras que la Sinagoga de la Calle Stabu fue destruida por un comando dirigido por el aviador letón Herbert Cuckurs, quién con su pistola abatió a todos aquellos individuos que intentaron sin éxito escapar de las llamas.
El resultado del Pogromo de Riga fue la muerte de 6.000 judíos y la devastación de todas las sinagogas de la capital (salvo por excepción de la Sinagoga Peitav que fue la única en quedar intacta). Afortunadamente las tropas del Ejército Alemán consiguieron restaurar el orden después del vacío de poder dejado tras la marcha del Ejército Rojo, aunque eso no salvaría a los judíos de la siguiente fase de exterminio que tendría lugar en la llamada Masacre de Rumbula.
Masacre de Rumbula
El 29 de Noviembre de 1941, cinco meses después del Pogromo de Riga, el Reichsführer de las SS, Heinrich Himmler, se aprovechó del latente sentimiento antisemita de la población de Letonia y sobretodo de la creación de una fuerza nativa leal, conocida como la Policía Auxiliar Letona, para liquidar a los 29.500 judíos que todavía vivían en la capital. Así fue como aquel mismo día se movilizó a numerosos hebreos en buena condición física y también a prisioneros de guerra soviéticos capturados al Ejército Rojo, para ser trasladados a la cercana Llanura de Rumbula y obligados a cavar seis profundas y anchas fosas comunes que fueron inmediatamente acordonadas por las SS.
Al día siguiente, el 30 de Noviembre de 1941, un total de 2.700 efectivos del Eje entre 1.700 soldados alemanes de las SS y 1.000 auxiliares letones del Comando «Arâjs», así como unos millares de agentes más que se irían sumando de la Policía Auxiliar Letona, irrumpieron en las casas de los judíos de Riga, a quienes sacaron violentamente de sus hogares y montaron en autobuses que los condujeron hasta la Llanura de Rumbula. Solamente aquellos que se resistieron fueron ejecutados en el acto, como por ejemplo el famoso historiador Simón Dubnow que fue abatido por el disparo de un soldado letón debido a que no podía caminar a causa de un problema de salud (siendo en el acto confiscados todos sus estudios e investigaciones en 45 cajas).
Cuando los autobuses alcanzaron la Llanura de Rumbula, miles de judíos descendieron, entre los que había 1.500 procedentes de Berlín que acababan de ser desembarcados en la Estación de Riga. A continuación se les confiscaron las maletas y bolsas de viaje, luego se les obligó a entregar las abrigos y finalmente se les hizo desnudarse al completo. Una vez sin ropa, descendieron por una rampa hacia las fosas comunes, donde se les colocó boca abajo para ahorrar espacio, antes de propinarles un tiro a la cabeza que efectuaban un grupo de doce soldados letones por turnos durante todo el día (haciendo únicamente un descanso entre las 17:00 y 19:00 horas de la tarde).
El proceso de la Masacre de Rumbula se fue repitiendo a diario hasta el 8 de Diciembre de 1941, destacando durante las matanzas los soldados letones del Comando «Arâjs» dirigido por el oficial Victor Arâjs que eliminaron sistemáticamente a miles de personas. Solamente 2.500 judíos de Riga fueron perdonados porque en su lugar se los empleó para desescombrar la capital y ejercer trabajos forzados (curiosamente de estos últimos se grabó un video que fue proyecto en Metz bajo los aplausos de espectadores alemanes y franceses).
Las cifras de la Masacre de Rumbula fueron terribles porque las víctimas alcanzaron los 27.000 judíos asesinados, aunque posteriormente tuvieron otras matanzas similares durante las cuales los auxiliares letones del Comando «Arâjs» contribuirían a matar junto a los alemanes a otros 34.000 hebreos. Ante este trágico resultado, lo ocurrido en Rumbula, junto con la Matanza de los Barrancos de Babi Yar en Ucrania, fue uno de los peores crímenes del Holocausto en el año 1941.
Bibliografía:
-Saul Friedländer, El Tercer Reich y los Judíos. Los años del Exterminio, Galaxia Gutenberg (2007), p.310-565
-Ricardo Angoso, Del antisemitismo a la Solución Final, Shoah, Revista La Aventura de la Historia Nº77 (2005), p.26
-Donny Gluckstein, La otra Historia de la Segunda Guerra Mundial. Resistencia contra Imperio, «Letonia, Poniendo la Historia Patas Arriba», Ariel (2012), p.91