El campo de exterminio de Sóbibor fue uno de los recintos del Holocausto más mortíferos de Europa y en especial de Polonia. Este centro industrial de muerte no sólo sería recordado por los cientos de miles de personas que fueron asesinadas durante la Solución Final, sino porque en su interior tuvo lugar uno de los motines armados más populares de la Segunda Guerra Mundial.
Construcción
Basándose en el campo de exterminio de Belzec, nació la idea de construir el campo de Sóbibor cuando el comandante Franz Strangl, un experto en eutanasia de las SS, visitó dicho recinto y se entrevistó con el capitán Chirstian Wirth. Según las conclusiones que puso sacar acerca de Belzec y su eficiencia en la Solución Final, marchó al extremo más oriental del Gobierno General de Polonia, para construir su propia versión en Sóbibor justo en el borde de la frontera con Ucrania.
A finales de Marzo de 1942, comenzó la construcción del campo de exterminio de Sóbibor sobre un terreno al norte de Polonia de 600 metros de largo por 400 metros de largo al que rodearon de una alambrada y plantaron setos con ramas para disimular su función. Inicialmente se dividió en tres bloques: el primero albergaba la estación y la zona de separación entre los prisioneros aptos y no aptos para el trabajo, así como los barracones y talleres; el segundo tuvo las instalaciones con las cámaras de gas y los crematorios; y el tercero incluyó las viviendas de los soldados alemanes y auxiliares ucranianos que se alojaron en casas pintadas de verde con cercas de flores, además de un chalet para el comandante Franz Strangl.
La guardia de Sóbibor estuvo compuesta por un centenar de personas entre los que hubo numerosos alemanes y austríacos adscritos a las SS, aunque también colaboracionistas de los Batallones de Defensa Ucranianos e incluso cuatro voluntarios rusos que habían desertado del Ejército Rojo. Según su apellido en orden alfabético, los protagonistas fueron los siguientes: Wasil Antonov, Ilya Badin, Sabit Barandtimov, Aglam Batarinov, Michali Belyi, Jan Bialowas, Ivan Bilik, Bodessa, Dimitri Bogunow, Felix Brandecki, Achmed Chaibulin, Chariton Chromenko, Heinrich Dalke, Ignat Danylchenko, Vasilii Deptyarev, Konstantin Dimida, Jakub Domeratzki, Wladimierz Duda, Michal Dudko, Karl Dzirkal, Jakow Engelhard, Ivan Federenko, Miron Flunt, Gennardi Frolov, Anatoli Goncharenko, Efim Goncharov, Nikolai Gordienko, Fedor Gorlov, Wasil Hetmaniec, Jan Hotowrowiecz, Ivan Indyukov, Alexsei Isaenko, Ivan Ivchenko, Piotr Iwashenko, Ivan Jaryniuk, Iosef Jechal, Wasili Jefimov, Ivan Jermoldayev, Nikolai Judin, Nurgail Kabroiv, Alexander Kaiser, Ivan Kakorach, Pavel Karas, Fetich Karimov, Alexander Karpenko, Viktor Kisilew, Ivan Klatt, Piotr Koschekuk, Jakow Koschemykin, Volodia Koshewadzki, Emil Kostenko, Piotr Kozaczuk, Filip Krawchenko, Nikolaii Krupinewich, Pavel Kudin, Leonard Kurckov, Michail Kusevanov, Friedrich Lorenz, Gregoril Lyachov, Pawel Makarenko, Nikolai Martynov, Terentij Martynov, Andrei Mashenko, Nikolai Medvedev, Pavel Mordwinichev, Bari Nabiyew, Andrej Nagornyi, Ivan Nikoforov, Wasily Nijko, Anatoli Olexenko, Ivan Panashuk, Anatoli Pankov, Dimitrii Pickerov, Michail Reschetnikov, Igor Rezverchy, Piotr Rudenko, Vasilii Ryschkov, Chares Sabirov, Petr Sbesnikov, Dimitrii Schevchenko, Pavel Shicavin, Kamil Schirpev, Klaus Schreiber, Emanuel Schultz, Ernst Schumacher, Nikolaii Seleznev, Gregorij Sergienko, Dimitriy Serik, Ivan Shukow, Maxim Sirenko, Vladimir Sirotenko, Semion Sokorev, Kuzma Sokur, Heinrich Szpliny, Fiodor Tichonowski, Ivan Tischenko, Jakub Urnan, Ivan Ustinnokov, Ivan Vakutenko, Kuzma Vaskin, Efim Volynieytz, Yakob Wasem, Fiodor Wedenko, Aleksander Yasko, Konstantin Zabertnev, Iwan Zajczew y Emil Zischer.
Exterminio
En el verano de 1942 comenzó la Solución Final en Sóbibor cuando los primeros trenes procedentes de Austria, el Protectorado de Bohemia-Moravia, Altreich y la Reserva de Lublin, depositaron a decenas de miles de judíos en la estación del campo, donde eran empujados a golpes de látigo por los guardias ucranianos y colaboracionistas hebreos del «Sonderkommando», conducidos a unos vestuarios en forma de gimnasio para desvestirse (previamente tenían que depositar en cajas sus pertenencias) e introducidos en una supuesta sala de desinfección hermética. Una vez en el interior de la cámara de gas, desde unos grifos en el techo se vertía monóxido de carbono que durante una larga agonía de diez minutos eliminaba a centenares de personas, tal y como se hizo a lo largo de todo el año 1942 con la muerte de hasta un total de 90.000 judíos.
Al comenzar la «Operación Reinhardt» en la que se empleó el gas Zyklon B, una sustancia que mataba instántaneamente, la cifra de gaseados ascendió a 101.370 individuos. Como la eficiencia del centro estaba dando sus frutos, el Reichsführer de las SS, Heinrich Himmler, que visitó las instalaciones en 1943, se sintió tan satisfecho que desde entonces se ampliaron las deportaciones desde el Gobierno General e Izbica, siendo aniquiladas otras 250.000 personas hasta fecha de Septiembre. De hecho aquel mismo otoño, el campo recibió a miles de judíos procedentes de Holanda, quienes al ser de clases altas vinieron con todo tipo de lujos, a veces luciendo bolsos y sombreros, lo que supuso una mayor facilidad para los guardias a la hora de enviarles a las cámaras de gas porque en ningún momento sospechaban acerca de su destino, llegando al extremo de exclamar «¡Bravo, una ducha!», de dar propinas a los «Sonderkommando» e incluso cuando veían el gas sobre sus cabezas pensaban que se trataba de una avería técnica.
Levantamiento
Los judíos del «Sonderkomando» que trabajaban en Sóbibor y que se encontraban al mando del «kapo» Leon Feldhendler, evaluaron la posibilidad de amotinarse a medida que la población hebrea se iba reduciendo en Europa. De hecho ya se habían producido varios intentos de fuga, aunque la mayoría de presos evadidos siempre acababan siendo capturados en el exterior por campesinos polacos de la zona debido a que los alemanes les premiaban con dos kilos de azúcar y una botella de vodka; e incluso se había excavado un túnel por debajo de las alambradas que no pudo utilizarse porque el agua de lluvia de una fuerte tormenta lo inundó. Afortunadamente para los reclusos, todo cambió el 23 de Septiembre de 1943 cuando fueron enviados al campo un contingente de soldados soviéticos capturados al Ejército Rojo, quienes al mando del capitán Alexander Pechersky, se aprovecharon de su veteranía en el combate y fortaleza física para colaborar con los judíos y organizar un levantamiento general en Sóbibor.
Bajo la máxima discreción, los prisioneros de Sóbibor comenzaron a gestar su rebelión dirigidos por el mismo capitán Alexander Pechersky, al que muy pronto apodaron como «Sasha». Según pudieron estudiar acerca de sus captores, la única forma de salir con vida no era escapar sigilosamente, sino combatiendo mediante la fuerza bruta. Así fue como sin levantar sospechas, los judíos y soldados soviéticos se apoderaron de algunas armas blancas como cuchillos de las cocinas o hachas de la carpintería que ocultaron en los barracones. Reunido este pequeño arsenal, se acordó atraer a los alemanes por separado a los talleres y asesinarlos aisladamente, para posteriormente abalanzarse sobre unos guardias ucranianos sin dirección de sus jefes, a los que supuestamente sería más fácil vencer y por tanto emprender la huida hacia los bosques.

Amotinamiento de judíos y prisioneros de guerra soviéticos en Sóbibor durante el 14 de Octubre de 1943. Imagen de la película Escape de Sóbibor estrenada en 1987.
El 14 de Octubre de 1943, los judíos de Sóbibor convencieron a varios oficiales de las SS para hacerlos venir a sus barracones, talleres de trabajo, sastrerías, cocinas o a sus propios despachos, para acuchillarlos o matarlos con herramientas de trabajo. La primera víctima fue el subteniente Johann Niemann al que asesinaron de un hachazo en la zapatería mientras se probaba unos zapatos, así como a un segundo alemán que entró en la sala para ver que ocurría. A continuación, otros tres germanos fueron liquidados en la sastrería, lo mismo que otros cuatro en diversas estancias hasta alcanzar la cifra de nueve. Fue entonces cuando a las 17:00 horas, el capitán Alexander Pechersky informó a gritos a todos los reclusos que había estallado un motín y que cada cual intentase fugarse. Acto seguido, más de 600 presos se abalanzaron contra las alambradas mientras unos pocos soldados soviéticos, que habían arrebatado a los alemanes fallecidos sus armas de fuego, dispararon contra los guardias ucranianos, quienes pese a responder a tiros, acabaron en muchos casos siendo arrollados por la multitud o desertando del campo. No obstante, las bajas fueron enormes porque algunos hombres de las SS y centinelas ucranianos abrieron fuego desde las torretas, masacrando a decenas de personas que quedaron enredadas entre el alambre de espino. Sorprendentemente, la mayor parte de los prisioneros echaron abajo la puerta principal y salieron al exterior para acceder a un campo de minas, en cuyo terreno arado hubo miembros despedazados y cuerpos que saltaron por los aires a causa de las ondas expansivas, antes de que finalmente los reos alcanzaran la seguridad de los bosques.
La fuga de Sóbibor costó la muerte a 158 judíos y soviéticos que cayeron durante la batalla en el campo, así como la captura posterior de 107 prisioneros, muchos apresados por campesinos polacos (quienes tras ser devueltos al recinto fueron ejecutados por las SS); mientras que en el bando del Eje se registraron un total de 11 militares alemanes fallecidos y también algunos guardias ucranianos. Respecto a los 320 reclusos fugados, unos 200 sobrevivirían a la Segunda Guerra Mundial, incluyendo el capitán Alexander Pechersky.
Desmantelamiento
Como consecuencia del escape masivo de Sóbibor, el Reichsführer de las SS, Heinrich Himmler, se sintió tan furioso por lo ocurrido, que procedió a la desmantelación del campo y a reprender duramente a los responsables de las SS. A continuación y como medida disuasoria para evitar más motines, se desataron una serie de brutales represalias bautizadas como la «Operación del Festival de la Cosecha» que implicó el fusilamiento de 43.000 trabajadores forzosos en toda Polonia y en especial en los campos de concentración de Trawniki, Poniatowa y Madjanek, registrándose en este último 17.000 ejecuciones.
Oficialmente el 17 de Octubre de 1943, sólo tres días después de la fuga de 320 prisioneros, fue clausurado el campo de exterminio de Sóbibor. A pesar que 250.000 personas fueron gaseadas en sus instalaciones, el recinto sería recordado por su increíble motín que en 1987 fue llevado al cine con una película titulada Escape de Sobibor.
Bibliografía:
-Saul Friedländer, El Tercer Reich y los judíos (1939-1945) Los años del Exterminio, Galaxia Gutenberg (2007), p.464-730
-Lawrence Rees, Auschwitz, los nazis y la Solución Final, Planeta DeAgostini (2005), p.281-295