Iván Srepanovich Koniev nació un 28 de Diciembre de 1897 en Villa Lodeino, Vologda, por aquel entonces una lejana y helada región de Siberia, que en el siglo XIX formaba parte del Imperio Ruso. Destinado este personaje a ser poco menos que un simple campesino de clase baja, la providencia quiso que en el futuro ostentase el título de uno de los mariscales que condujo a la Unión Soviética a la victoria durante la Segunda Guerra Mundial.
La infancia de Koniev se desarrolló en unas condiciones muy pésimas de vida tanto por el nivel adquisitivo de sus padres, como por la difícil y fría climatología. Desde muy pequeño trabajó cortando troncos de árboles y en tareas relacionadas con la agricultura para poder subsistir. De hecho sus progenitores soñaban ver a su hijo convertido en un agricultor hasta que para desgracia de ellos, Koniev optó por lanzarse a la aventura y alistarse en el Ejército Imperial Ruso.
Cuando estalló la Primera Guerra Mundial en 1914, Koniev partió al Frente Oriental en 1916 como artillero de una batería de cañones. Al año siguiente y coincidiendo con la Revolución Rusa de Febrero de 1917, Koniev fue desmovilizado y regresó a su hogar a la espera de acontecimientos. Sería precisamente en Siberia donde dudó acerca de cuál bando elegir en la Guerra Civil Rusa, hasta que en 1919 se afilió al Partido Bolchevique de Vladimir Lenin y se unió al Ejército Rojo, siendo elegido comisario del distrito de Nikolsk hasta que el Ejército Blanco fue expulsado de la zona. Una vez restituido el orden en Vologda, Koniev combatió en las filas del Ejército Rojo al mando del general Semyón Timoshenko, batiéndose sobre la frontera de Manchuria en el Lejano Oriente tanto contra las tropas blancas como contra los soldados de la Fuerza Expedicionaria enviada por Japón.
Terminada la Guerra Civil Rusa y después de unirse al Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) en 1923, Koniev decidió ingresar como un simple alumno en la Academia Militar de Frunze a pesar de que por aquel entonces ostentaba el rango de comisario al que renunció. La decisión tomada fue muy acertada porque en 1926 finalizó con éxito sus estudios para ser elegido profesor de la misma academia que acababa de instruirle. Así fue como cinco años más tarde y después de un intenso perfeccionamiento en temas militares, Koniev fue agregado en 1931 como alto oficial responsable del Transbaikal; mientras que en 1934 fue ascendido a general y designado comandante de una división de fusileros. Milagrosamente cuando Iósif Stalin inició la «Gran Purga» de 1937 contra el Ejército Rojo, Koniev fue uno de los pocos de su empleo que no fue depurado y ni siquiera se le acusó de ningún delito. A partir de entonces y con motivo de la Segunda Guerra Mundial en Europa entre 1939 y 1940, Koniev se dedicó a estudiar la táctica de la «Guerra Relámpago» (Blitzkrieg) desarrollada por el general alemán Heinz Guderian, con quién curiosamente trabó amistad al coincidir con él durante una cumbre militar internacional.
Al iniciarse la «Operación Barbarroja» con la invasión de Alemania a la Unión Soviética en 1941, Koniev fue puesto al mando del XIX Ejército Soviético desplegado al norte de Rusia. Su primera misión fue detener la ofensiva del Ejército Finlandés durante la Guerra de Continuación sobre las zonas limítrofes con Finlandia, Carelia y el Lago Ladoga. Acto seguido cubrió la retirada del Ejército Rojo tras la ocupación del Ejército Alemán a Smolensk; y luego participó en la defensa de la capital durante la Batalla de Moscú entre finales de 1941 e inicios de 1942.
Con la llegada de 1943 el general Iván Koniev fue puesto al cargo del II Frente Ucraniano con el que consiguió importantes victorias durante la Batalla de Kursk, la reconquista de Kharkov y el posterior avance de 400 kilómetros en profundidad a través de Ucrania. Sin embargo una de las mayores obras maestras de Koniev fue el cruce del Río Dniéper tras la construcción de dieciocho puentes en sólo un día, un suceso que le valió el apodo del «general de los ríos» porque cada vez que solían acabarse los pontones, hacía colocar sobre las aguas una serie de embarcaciones amontonadas o incluso enviaba nadadores a la otra orilla. De hecho por aquel triunfo con el que contribuyó decisivamente a la reconquista de la capital de Kíev, Iósif Stalin ascendió a Koniev al rango de mariscal de campo.
Impresionantes fueron los avances del II Frente Ucraniano de Koniev en 1944 porque derrotó al Ejército Rumano en Odessa y Besarabia, irrumpió en los Cárpatos y alcanzó la frontera con Rumanía. También tuvo un papel muy importante en la reducción de la «Bolsa de Korsun-Cherkassy» que provocó graves daños al Grupo de Ejércitos Sur del Eje; mientras que en el verano de 1944 las tropas de Koniev marcharon imparables sobre Polonia apoderándose de las plazas de Lublin, Sandomierz, Lvov y Przemysl, además de cruzar el Río Vístula. Al año siguiente, en 1945, las fuerzas de Koniev aniquilaron al Ejército Eslovaco y ocuparon Eslovaquia, antes de hacer su entrada en la frontera oriental de Chequia, para a continuación volver sus pasos sobre Polonia y encararse hacia Berlín.
Las conquistas de Koniev a Europa Oriental estuvieron acompañadas de infinidad de crímenes por parte de las tropas del II Frente Ucraniano contra la población civil alemana. El motivo de las matanzas de tantos ciudadanos inocentes estuvo en un anuncio que el propio Koniev formuló cuando se enteró de que su madre y su hermana habían sido asesinadas por soldados alemanes. Sus palabras fueron las siguientes: «¡Matad, hombres del Ejército Rojo, matad! Cada alemán, en pañales o todavía por nacer, es un enemigo. ¡Matad, hombres del Ejército Rojo!».
El 1 de Abril de 1945 Iósif Stalin convocó en el Kremlin a los mariscales Iván Koniev y Georgi Zhukov para zanjar la cuestión de cuál de los dos sería el encargado de ocupar la capital de Berlín, recayendo la tarea en este último para frustración del primero. A pesar de todo y motivado por destacar frente a su compañero, por quién desde hacía tiempo profesaba antipatía, Koniev se convirtió en el primer mariscal en pisar la capital de Berlín cuando sus tropas superaron el cauce del Río Forst e irrumpieron en las periferias de Beelitz y Postdam, asegurando también los Barrios de Schonenberg y Wilmersdorf en donde destruyó dos divisiones alemanas. Lamentablemente Stalin invocó la orden 11.074 mediante la cual se ordenó a Koniev detenerse frente a la capital del Tercer Reich, antes de que el mariscal siberiano girase hacia el oeste para cerrar una bolsa en torno a Ketzin y posteriormente alcanzar el Río Elba para unirse a las vanguardias del Ejército Estadounidense.
Terminada la Segunda Guerra Mundial en 1945, Koniev fue elegido comandante en jefe de las tropas de ocupación del Ejército Rojo en Austria, ubicando su cuartel general en Viena y compartiendo la capital junto a otras tropas de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia. Allí permanecería hasta 1950, cuando recibió el encargo de reconstruir el Ejército Checo después de la entrada de Checoslovaquia en el Pacto de Varsovia, una labor que desempeñó con éxito hasta 1953.
La muerte de Iósif Stalin en 1953 y el ascenso de Nikita Kruschev a la Secretaría General del Partido Comunista Soviético (PCUS), favoreció a Koniev el reconocimiento de todos sus méritos durante la Segunda Guerra Mundial que en su momento el Estado Mayor Soviético (STAVKA) ocultó. De hecho y como ferviente antiestalinista declarado, Koniev participó en el juicio contra el jefe de la Policía Estatal (NKVD), Lavrenti Beria, que sería condenado a muerte y ejecutado el 14 de Diciembre de 1953.
Entre 1955 y 1960 el mariscal Iván Koniev ostentó el rango de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas del Pacto de Varsovia, lo que incluyó una gigantesca fuerza militar compuesta por los ejércitos de la Unión Soviética, Polonia, Checoslovaquia, Rumanía, Hungría, Bulgaria, Albania y Alemania Oriental. Curiosamente una últimas aventuras bélicas durante aquella época estuvo su intervención en la Revolución Húngara de Budapest, donde con sus tropas y tanques disolvió las manifestaciones y aplastó a los estudiantes y obreros que protestaban por la ineficacia del sistema comunista, la falta de libertades y las grandes carencias económicas.
Tras la caída del Gobierno de Nikita Kruschev como Secretario del Partido Comunista Soviético, Koniev finalmente se jubiló del Ejército Rojo en el año 1964. Desde entonces se retiró junto a su esposa Nataliya Koniev a la localidad de Arkanghelskoye, donde residió en una bonita casa rural de paredes blancas y rodeada de hermosos abetos. Precisamente en este ambiente tranquilo y en medio de la naturaleza, aprovechó su tiempo para escribir unas memorias que tituló Año de la Victoria.
Iván Koniev murió tras una enfermedad el 12 de Junio de 1973 a la edad de 75 años. Junto a otros héroes de la Unión Soviética y en honor a su memoria, el mariscal fue enterrado con todos los respetos en el Muro del Kremlin de Moscú.
Bibliografía:
-Editores de S.A.R.P.E., Crónica Política y Militar de la Segunda Guerra Mundial. Volumen 8. «Wilhelm Keitel», S.A.R.P.E. (1978), p.206-208
-http://en.wikipedia.org/wiki/Ivan_Konev