Cooperación entre China y el Tercer Reich

La cooperación entre la Alemania Nacionalsocialista y la China Nacionalista del Kuomintang constituyó una de las más curiosas amistades entre dos potencias que posteriormente se convertirían en rivales durante la Segunda Guerra Mundial. Durante esta relación que se prolongó a lo largo de la década de 1930, el Ejército Alemán equipó con material bélico en forma de equipo personal, tanques, aviones y artillería al Ejército Chino, además de enviar al Cuerpo de Consejeros Alemán que asesoró al Consejo Supremo de Defensa primero durante la Guerra Civil China y durante en las primeras fases de la Segunda Guerra Sino-Japonesa contra Japón.

A principios de la década de 1920 tanto Alemania como China compartían la misma humillación de haber sido víctimas de las potencias occidentales, básicamente de Gran Bretaña y de Francia, la primera por el injusto Tratado de Versalles al término de la Primera Guerra Mundial y la segunda tras los acuerdos desiguales después de sus derrotas en las Guerras del Opio y la Guerra de los Bóxers. A pesar de que el Imperio Alemán había sido propietario de la colonia de Tsingtao dentro de la propia China, al finalizar la Gran Guerra no solo renunció a sus derechos de extraterritorialidad, sino que no apoyó las aspiraciones de Japón respecto a este territorio ocupado por el Imperio del Sol en 1914, una postura que sin duda el pueblo chino agradeció y acercó posturas hacia el nuevo Gobierno de la República de Weimar desde el año 1921. Curiosamente el propio Presidente del Kuomintang de la China Nacionalidad, Chiang Kai-Shek, llegó a manifestar en 1925 la siguiente frase: «Tanto Alemania como China somos pueblos oprimidos por las potencias extranjeras».

En 1926 el Presidente Paul Von Hindenburg de la República de Weimar acordó con la República Nacionalista de China una estrecha colaboración bélica con el envío de 46 oficiales del Ejército Republicano Alemán (Reichswehr) contando a técnicos, especialistas e ingenieros que al mando del coronel Max Bauer impartieron sus conocimientos en la Academia Militar de Whampoa. También se mandaron algunos excedentes del armamento de la Primera Guerra Mundial, la mayor parte en forma piezas de artillería, fusiles y pistolas ametralladoras MP-18, los cuales el Gobierno Chino pagó bien en dinero o con aquellas materias primas que necesitaba Alemania.

Soldados del Kuomintang con cascos y equipo del Ejército Alemán.

Cuando Adolf Hitler ascendió al poder en 1933 los lazos se estrecharon más con China porque el anticomunismo del régimen del Kuomintang liderado por el Presidente Chiang Kai-Shek se postulaba como un magnífico aliado de cara a ir cercando estratégicamente a la Unión Soviética por el Lejano Oriente, más aún desde que los nacionalistas libraban la Guerra Civil China contra el Partido Comunista de Mao Tse-Tung. Ante esta situación que tarde o temprano podría beneficiar el proyecto de «espacio vital» o «Lebensraum» que tanto preconizaba el Führer a costa de Rusia, se decidió triplicar la presencia germana en el país y por tanto en 1934 se creó la Misión Militar Alemana al mando del general Hans Von Seeckt, un ex-asesor del Imperio Otomano en la Gran Guerra, así como a los instructores profesionales Hermann Kriebel y Georg Wetzell.

La labor de la Misión Militar Alemana y del general Hans Von Seeckt fue magistral porque se adiestró a decenas de miles de soldados chinos en tácticas modernas y a combatir en pelotones de élite según la doctrina de las «Tropas de Asalto» o «Stosstruppen», se perfeccionó la cadena de mando de oficiales y se dotó a algunos contingentes de armamento adecuado y algo más avanzado para la época. Aunque no se cumplieron las expectativas de disolver las 300 divisiones del Ejército Chino y las Camarillas de los Señores para crear una institución con menos efectivos pero más centralizada y profesional, las mejoras aplicadas fueron significativas para cuando el general Hans Von Skeet regresó a Alemania donde falleció por enfermedad en 1936, ya que las fuerzas armadas chinas fueron capaz de derrotar a los comunistas en infinidad de encuentros hasta hacerles emprender la huida durante la conocida como «Larga Marcha».

A partir de 1936 fue creado el Cuerpo de Consejeros Alemán para el Lejano Oriente al mando del general Alexander Von Falkenhausen, quién siendo veterano de la Primera Guerra Mundial como asesor del Imperio Otomano y jefe del VII Cuerpo Turco durante las campañas de Palestina y Siria, pronto se convertiría en uno de los miembros de Estado Mayor del Consejo Supremo de Defensa de la República de China e incluso en mano derecha del Presidente Chiang Kai-Shek. Esta nueva misión militar germana que supervisó el embajador Oskar Trautmann contó en sus inicios con 75 voluntarios del Ejército Alemán, entre los que hubo 5 generales y 70 oficiales de diverso rango contando coroneles, comandantes, capitanes y tenientes.

Avión Heinkel He 111 de origen alemán perteneciente a la Fuerza Aérea China.

La presencia del Cuerpo de Consejeros Alemán vino acompañada de numeroso armamento y equipo militar procedente de las industrias bélicas del Tercer Reich, incluyendo la uniformidad de los soldados chinos que vistieron las típicas gorras abotonadas «bergmutze» y los cascos de bordes redoblados M-35. Entre las armas personales que se repartieron estuvieron los fusiles Gewehr 98 y Mauser (este último rebautizado como Chiang Kai-Shek), pistolas autoametralladoras Mauser C.96, ametralladoras MG-34 y granadas de palo Stielhandgrenate; mientras que en artillería destacaron las piezas anticarro PaK 37 de 37 milímetros y 20 cañones antiaéreos Flak 88 de 88 milímetros que fueron instalados a modo defensivo sobre los castillos del Río Yang-Tsé. También se dotó al Ejército Chino de un importante parque motorizado y blindado como 17 tanques Panzer I, 22 vehículos acorazados de reconocimiento «leichterpanzerspähwagen» (doce SdKfz 221, seis SdKfz 222 y cuatro SdKfz 223), 24 camiones Henschel 33 y 40 coches sumando 20 Kübelgawen y 20 Mercedes 320W. Hubo incluso una modesta aviación con la que se modernizó a la Fuerza Aérea China gracias a que la Fuerza Aérea Alemana entregó al Kuomintang un total de 22 aviones de última generación entre 10 bombarderos Heinkel He 111 y 12 bombarderos en picado Henschel Hs 123.

Originalmente la idea del general Alexander Von Falkenhausen era cumplimentar el denominado «Plan 80» consistente en construir un Ejército Chino con 80 divisiones a imagen y semejanza del Ejército Alemán. De hecho el 60% del material obtenido por China durante los años 1936 y 1937 provino del Tercer Reich, como también las municiones valoradas en 127 millones de marcos, algo que el Kuomintang pagó exportando alimentos agrarios y minerales como tsungteno y antimonio que eran vitales para las industrias del Ruhr, tal y como pactaron los Ministros de Asuntos Exteriores Konstantin Von Neurath y Kong Xiangxi en un documento firmado en Nankíng por el empresario alemán Hans Klein que se tituló Contrato Germano-Chino para el Intercambio de Productos Agrarios y Materias Primas de Mineral.

Alexander Von Falkenhausen, general del Cuerpo de Consejeros Alemán en China.

Justo antes del inicio de la Segunda Guerra Sino-Japonesa a mediados de 1937 habían pasado por el Cuerpo de Consejeros Alemán un total de 132 oficiales germanos que prestaron servicio en diversos destinos del Ejército Chino. Aunque nunca se pudieron cumplir los objetivos marcados en el «Plan 80», consiguieron instruirse a un total de 300.000 soldados chinos en siete divisiones denominadas «germanizadas» que contaban con 11.000 hombres, 329 ametralladoras y 46 cañones, en concreto las 3ª, 6ª, 9ª, 14ª 36ª, 87ª y 88ª Divisiones de Infantería; además de parcialmente «germanizarse» otras once que fueron las 2ª, 4ª, 10ª, 11ª, 25ª, 27ª, 57ª, 67ª, 80ª, 83ª y 89ª Divisiones de Infantería.

Al empezar la Segunda Guerra Sino-Japonesa entre China y Japón tras el Incidente del Puente Marco-Polo el 7 de Julio de 1937, el Tercer Reich se encontró ante el dilema de que el Ejército Chino adiestrado y equipado por los alemanes para combatir al comunismo se asociaba con el Ejército Rojo Chino de Mao Tse-Tung en el II Frente Unido y encima todo su esfuerzo se orientaría a luchar contra el Imperio Japonés, un país que se postulaba como firme candidato a asociarse con Alemania. A pesar de esta tesitura contradictoria, por el momento se mantuvo al Cuerpo de Consejeros Alemán e incluso el general Alexander Von Falkenhausen se convirtió en el hombre fuerte del Presidente Chiang Kai-Shek, siendo precisamente él quién le propuso abrir un segundo frente en el centro del país atacando los dominios japoneses en Shangai.

La Batalla de Shangai fue conocida como la «Batalla de los Alemanes» tanto por China como por Japón porque hasta medio centenar de oficiales estuvieron presentes en la refriega callejera de la que por entonces era la quinta ciudad más grande del mundo y la segunda de Asia. De hecho la «Operación Puño de Hierro» protagonizada por dos de las unidades germanizadas del Ejército Chino, las 87ª y 88ª Divisiones de Infantería, causó numerosas bajas a los soldados japoneses en el Barrio de Hongkou mientras estuvo liderada por el coronel alemán Hans Vetter utilizando la táctica de los «Stosstruppen». También destacó el teniente alemán Gustav Boegel que lideró a un grupo de artilleros chinos dotados de ocho cañones con los que batió el Aeródromo de Gongda y destruyó sobre la pista a cinco aviones de la Fuerza Aérea Imperial Japonesa.

Con la derrota del Ejército Chino en la Batalla de Shangai, el Ejército Imperial Japonés avanzó hacia la capital de Nankíng superando diversas fortificaciones, una de esta llamada «Línea Hindenburg» por el general Alexander Von Falkenhausen. Evacuada la ciudad los soldados japoneses perpetraron la Matanza de Nankíng asesinando a 300.000 personas, aunque por suerte uno de los afiliados al Partido Nacional Socialista Alemán (NSDAP), el empresario John Rabe, salvó la vida de 250.000 chinos creando un espacio neutral bautizado como la «Zona de Seguridad». Respecto al resto de los miembros del Cuerpo de Consejeros Alemán continuaron asesorando al Ejército Chino en la Batalla de Taierzhuang y en la Batalla de Wuhan, e incluso algunos combatieron contra los japoneses como el piloto Fritz Kreuzberg que voló a bordo de un caza Hawk III de la Fuerza Aérea China.

Vehículos blindados Sdkfz 222 del Ejército Chino comprados al Tercer Reich, cuyos soldados curiosamente visten uniformes del Ejército Alemán.

Inesperadamente Adolf Hitler anunció en Julio de 1938 la retirada del Cuerpo de Consejeros Alemán debido a la firma del Pacto Anticomunista o «Anti-Komintern» suscrito con Japón, el principal enemigo por aquel entonces de China. A raíz de tales órdenes los alemanes se marcharon de China, siendo despedido el general Alexander Von Falkenhausen por altos cargos del Kuomintang en la Estación de Wuhan mientras una multitud de ciudadanos chinos, muchos simpatizantes del Partido Comunista Chinos, abucheaban e insultaban a los germanos al grito de «traidores», «¡fascistas!» y «¡amigos de los japoneses!».

La marcha del Cuerpo de Consejeros Alemán de China fue amarga porque la ciudadanía que antes había recibido a los alemanes con júbilo y alegría les despidió con ira y abucheos. Al lado del Kuomintang solo permaneció un antiguo miembro de las SA llamado Walther Stennes, quién trabajó como espía de los chinos e incluso se convirtió en guardaespaldas de la Primera Dama Song Meiling. A pesar de que en 1941 la República de China terminó declarando la guerra a Alemania, la ayuda y asesoramiento del equipo de oficiales del general Alexander Von Falkenhausen fueron muy importantes para evitar la derrota del Ejército Chino y por tanto de forma accidental conducir a los Aliados a la victoria en la Segunda Guerra Mundial.

 

Bibliografía:

-Zhang Baijia, The Battle for China, Essays on the Military History of the Sino-Japanese War of 1937-1945, «German Advisers and German Munitions Exports to China, Stanford University Press (2011), p.283-288
-Carlos Caballero Jurado, La Alianza Frustrada: China y el III Reich, Revista Española de Historia Militar Nº22 (2002), p.147-155
-Santiago Fuertes Bermúdez, La Guerra Civil China II Caída del Imperio, nacimiento de la Revolución, Revista Serga Nº49 (2007), p.18-19
-http://en.wikipedia.org/wiki/Sino-German_cooperation_(1911-1941)