El Santo Grial, uno de los objetos de poder más codiciados por la Humanidad desde que Jesús de Nazaret repartió el cáliz entre sus discípulos durante la Última Cena, tampoco fue indiferente al Tercer Reich y algunos de sus máximos representes como fue el caso de Heinrich Himmler. La copa suscitó tanto interés en el Reichsführer de las SS que no dudó en encargar a uno de los historiadores más sobresalientes de la organización, el teniente Otto Rahn, la búsqueda del artefacto en diversas partes del mundo que lo llevaron a Islandia, España o el Castillo de Montsegur en Francia.
Otto Rahn era un medievalista de Hesse especializado en el románico que se había doctorado en 1929 a través de una tesis dedicada a Parzival del autor Wolfang Von Eschenbach del siglo XVII, aunque en realidad se terminó haciendo famoso cuando después de emprender un viaje iniciático al Castillo de Montsegur en 1931, en donde trató de hallar pistas sobre el Santo Grial a partir de los cátaros, publicó un trabajo académico al que tituló Cruzada contra el Grial (Kreussug gegen den Gral). Curiosamente el libro cayó en manos de Heinrich Himmler, quién como reconocido aficionado al paganismo no tardó en contactar con Rahn y en escuchar sus teorías acerca de que el artefacto podía hallarse en el Languedoc y que con toda probabilidad no se trataría de una copa, sino de una serie de tablillas sagradas en piedra o madera cubiertas de carácteres rúnicos con conocimientos mágicos y esotéricos. A partir de entonces el Reichsführer le proporcionó una paga de 1.000 marcos mensuales para que llevase a cabo sus investigaciones en Francia, así como en otros puntos que lo llevaron a Suiza, Italia y España, además de ser admitida su solicitud de ingresar en las SS con el rango de teniente y a la cabeza del Departamento de Weisthor como especialista en ariosofía y ocultismo, cargo que ejerció desde Marzo de 1936.
Los viajes de Otto Rahn a Francia y las teorías que con posterioridad extrajo estuvieron muy sugestionadas por la ideología del Partido Nacionalsocialista (NSDAP), pero no por ello fueron menos interesantes y útiles desde un punto de vista historiográfico, ya que tras alojarse en el pueblo de Lavalent, visitó asiduamente el Castillo de Languedoc en donde los cátaros habían resistido a las fuerzas de la Iglesia Católica durante un asedio diez meses hasta que se rindieron en 1244 y más de 200 fueron quemados vivos en el llamado «Prat dels Cremats» o «Prado de los Quemados». No obstante existía la historia de cinco supervivientes, en concreto cuatro prefectos e Imbert de Salas, quienes se afirmaba que la noche del Domingo de Ramos descendieron en la oscuridad por la cara norte del pico transportando consigo el cáliz de Cristo, libros secretos de la Santa Sede y parte del tesoro traído desde Tierra Santa en tiempos de las Cruzadas. A pesar de que esto último era una leyenda, Rahn corroboró que algo de verdad había cuando encontró unos documentos eclesiásticos oficiales que coincidían con la versión de Imbert de Salas, pues se mencionaba a unos fugados que después de cruzar el Río Lasset alcanzaron la localidad de Sabarthes en Pic du Saint Barthelemy para hacer entrega de una serie de objetos a Pons Arnol, por ese entonces el señor feudal de Verdún (aunque al mismo tiempo otros indicios especulaban que el Santo Grial fue escondido en cavernas de los alrededores).
Durante la estancia de Otto Rahn en el Languedoc sus trabajos e investigaciones le permitieron realizar un estudio muy detallado de la geografía sagrada del sur de Francia, así como también de las orientaciones astronómicas de la zona relacionadas con el misticismo cátaro y la herejía albigense. Sin embargo su triunfo definitivo vino cuando cerca de Ornolac su equipo descubrió la Cueva de Bethleém, en cuyo interior había pasajes y túneles secretos con galerías grabadas de runas, cruces, báculos y esquemas, así como una pared con gotas de sangre, un enorme bloque de piedra a modo de altar y un pasillo con dibujos tanto de la Lanza Longinos como del mismo Santo Grial. A pesar de aquel importante avance en su misión que le llevó a tomar infinidad de fotografías y numerosos dibujos, en caso de que el objeto hubiese estado alguna vez allí, alguien se le había adelantado, probablemente muchos siglos atrás, por lo que ya no quedaba ningún rastro del supuesto Cáliz de Cristo.
Todas las investigaciones de Otto Rahn se publicaron en un libro en 1937 al que tituló La Corte de Lucifer, aunque no refiriéndose en términos peyorativos al Diablo, sino más bien a aquel que desde el punto de vista nacionalsocialista tuvo la valentía de enfrentarse al Dios de los Judíos. Curiosamente el mismo Adolf Hitler adquirió un ejemplar firmado de Rahn, como también el general Karl Maria Wiligut de las SS, quién le puso al frente de la Sección de Indagación y Exploración, una rama perteneciente a la Oficina de la Herencia Ancestral «Ahnenerbe». A partir de entonces Rahn continuó sus trabajos en la frontera con España y más tarde otra vez en el Languedoc, indagando en la zona de Marronniers y las Cuevas de Lombrives entre Montsegur y Tarascon, de donde extrajo algunos objetivos de valor pagano y cristiano que envió a Berlín. De igual manera también viajó junto a un séquito de mandos y oficiales a Islandia a bordo de un carguero llamado Gullfoss, en cuyo mástil izó una esvástica de color azul como símbolo cátaro, antes de desembarcar en Reijkavik para analizar las Sagas Islandesas y la búsqueda de la tierra mítica o «Thule».
El final de Otto Rahn vino en 1938 cuando intentó crear un grupo catarista dentro de las propias SS, algo que no gustó a muchos altos cargos dentro del nacionalsocialismo, sobretodo cuando el medievalista propuso fundar una Europa Cátara. Aquella actitud le valió una amonestación, aunque no su expulsión de la organización, por lo que para redimirse de su falta fue enviado como guardia de seguridad a vigilar a los presos políticos del campo de concentración de Dachau. Una vez fue rehabilitado al año siguiente, decidió viajar a Austria para hacer escalada en los Alpes, donde de manera repentina desapareció hasta ser encontrado su cadáver con indicios de hipotermia en el Glaciar de Söll el 13 de Marzo de 1939 (coincidiendo la fecha con la caída de Montsegur unos 800 años atrás).
La muerte de Otto Rahn a sus 35 años estuvo envuelta de misterio porque después de ser enterrado su cuerpo en el Cementero Kufstein de Frankfurt, se especuló con que su fallecimiento no habría sido a causa de un accidente (la versión más probable), sino que le mataron algunos individuos resentidos de las SS o que simplemente se suicidó siguiendo el ritual «endura» de los cátaros durante el asedio de Montsegur. A pesar de todo, las SS decidieron honrar a su mayor buscador del Santo Grial con un comunicado oficial en el periódico Volkische Beobachter, firmado por el general Karl Wolf, que decía: «En medio de una tormenta de nieve en las montañas, este Marzo, el Obersturmführer Otto Rahn, falleció trágicamente. Sentimos la muerte de nuestro compañero, un SS decente y escritor de notables trabajos de investigación histórica».
Bibliografía:
-Otto Rahn, La Corte de Lucifer, Reditar Libros (2006), p. 25-282
-Josep Guijarro, Otto Rahn y la búsqueda del Grial, Más Allá Monográfico (2001), p.52-55